Excelente la Carta a la Dirección que aparece en Diario EL COMERCIO de noviembre 29 bajo el título “Obras en Quito, ¿por qué a medias?” en la que su autor analiza fríamente la cantidad de obras que se efectúan en la capital todas al mismo tiempo y que tienen loca a la ciudadanía.
Además, podemos constatar, repavimentación por aquí, soterramiento por allá y por aquí también, gigantescos carretes de cables ocupando espacio destinado a peatones y vehículos, conos por todas partes para desviar el tráfico, vías cerradas que obligan a los conductores a tomar rutas que suponen largos trayectos y pérdida de tiempo y desperdicio de gasolina y plata por consiguiente, cambio de semáforos que los dejan desincronizados y que en nada ayudan a ordenar el trafico; la situación es insoportable y parece que va para largo.
Lo que quizá puede estar sucediendo es que el Alcalde muy ingenuamente supone que este torbellino de obras causa una buena impresión al ciudadano y le hace creer que el Municipio trabaja a toda máquina en bien de la ciudad y así ganaría adeptos para futuros eventos políticos.
Pero no toma en consideración que todas estas obras que se realizan sin programación, en forma tan desordenada y que tantas molestias causan, lo único que hacen es quizá quitarle adeptos y crear opiniones adversas que en nada le favorecen, ni para el presente, ni para el futuro…