Aunque los descubrimientos y avances tecnológicos del último milenio pretendan desplazar al libro tradicional (de papel) en su afán de reemplazarlo por uno virtual, dudo mucho que algún día lo logren o, por lo menos, lo consigan fácilmente. El libro físico es un valioso instrumento que, a través de centenares y centenares de años, ha venido sirviendo a la humanidad con la más absoluta fidelidad y excelente desempeño; pues aunque sus páginas se deterioren o amarillen, siguen y seguirán siendo materiales de mucha utilidad para todas aquellas personas que aprendieron con ellos y que, a través de toda su existencia, continúan ampliando sus horizontes culturales; pues, sin lugar a dudas, nada resulta tan saludable, refrescante y placentero que sentarse cómodamente a leer un buen libro, sea del género, calidad, autor, categoría, tema, o tipo que fuere.
El libro nos alimenta, nos enriquece, nos conmueve, nos alegra, nos brinda satisfacciones… en fin, nos enseña a mirar el mundo desde una óptica diferente. Él no necesita computadora, señal, electricidad, batería, etc.; es manual, transportable, práctico, soporta estoicamente las inclemencias del tiempo, de fácil acceso e indiscutiblemente, mucho más económico….
El libro es un fiel y valioso compañero con el que puedes viajar, gozar, reír, llorar,.