Cuán frágil la memoria de los ingratos. Porque te olvidaste de cumplir la ley: te solazas hurtando y hablando mentiras, te deleitas con los resuellos del adulterio, el dinero y las riquezas se apoderaron de tu alma y codicias en tu corazón lo ajeno. Avergüenzas con tu comportamiento a tus padres. Quizá bebiendo te olvidaste de la ley. Tu alma se alejó de la paz, se olvidó del bien.
Tales son los caminos de todos los que olvidan al Señor.
Espabílate y endereza tus veredas, no sea que tu Dios se olvide de tí.