Si la historia se repite, el Régimen terminará capitalizando las diferencias entre trabajadores y empresarios respecto al aumento del salario básico a partir de enero próximo.
Mientras los primeros piden un alza del 20%, los segundos creen que el 4% es suficiente. Y como no parece que habrá un acuerdo, el Gobierno terminará fijándolo como en años pasados, cuando optó por un alza “término medio”, beneficiando a los trabajadores, porque el salario básico subió más que la inflación.
Mientras el salario básico ha aumentado anualmente un 10%, en promedio, la inflación lo ha hecho en 5%.
El 2013 no debiera ser diferente para cumplir dos objetivos: reducir la brecha con el salario digno y mostrar la seriedad de la propuesta del Presidente, quien planteó un salario mínimo regional.
Según un estudio de la firma Deloitte sobre salarios mínimos en la región, Ecuador ocupa el octavo puesto entre diez países sudamericanos, lo cual hace prever que las autoridades nacionales intentarán escalar posiciones para ubicarse en la media regional.
Para lograrlo, el Gobierno necesitará alcanzar el denominado salario digno, que actualmente está en USD 373 mensuales, pero eso supondría incrementar 28% el salario básico vigente, lo cual es poco probable por el impacto que tendría en los costos laborales de las empresas. Con estos antecedentes, y la coyuntura electoral, el alza salarial apunta a un 10% o más.