Hasta la mañana de ayer, Luis Alfredo Bonilla Cabanilla, de 67 años, seguía reportado como desaparecido. Su familia denunció que el viernes al mediodía había salido de su casa en una ciudadela en el norte de Guayaquil, pero que no había retornado.
[[OBJECT]]La espera se mezcló con la búsqueda entre hospitales, clínicas, morgue, casas de parientes, hasta en Salinas. También a través de cadenas de mensajes vía celular y en las redes sociales Facebook y Twitter. Pero hasta las 11:00 de ayer, Sonia Acebo Severino no sabía qué había pasado con su esposo, un médico cirujano que trabajó 35 años en el Abel Gilbert Pontón y que se jubiló hace un año.
Para esa hora ya se había rescatado un cuerpo sin vida del río Guayas. A las 08:20 una llamada al 911 alertó de un cuerpo flotando a la altura del maac, en el Malecón 2000. Dos mujeres que hacían deporte reportaron el hallazgo a un guardia del lugar. Pero la marea llevó el cuerpo hacia el norte, a la altura del Puerto Santa Ana, hasta que los rescatistas lo sacaron a las 10:30. Tenía únicamente ropa interior y unos pantalones caídos a la altura de los tobillos, según los testigos. Al mediodía fue identificado como el médico que estaba desaparecido.
Mientras en la casa de la familia Bonilla Acebo había la esperanza de que el padre apareciera en cualquier momento. Aunque se tenía la preocupación de que se tratara de un secuestro pero nadie se había comunicado con ellos.
Desde la semana pasada habían planeado un almuerzo por el Día de la Madre con la presencia de sus tres hijos, sus parejas y nietos. Pero desde el viernes pasado los planes se truncaron. Cuenta su esposa que salió a las 12:30 diciendo que iba al cyber, a 250 metros de la casa. Pero al lugar nunca llegó y no regresó a la casa.
A los 30 minutos de su salida, en vista de que no retornaba para el almuerzo, su esposa lo llamó al celular pero él no atendió la llamada. “Era un hombre rutinario y nunca había llegado tarde a almorzar, por lo que me preocupé. Sin embargo, consideré la opción de que se haya ido directamente a una cirugía que tenía programada a las 14:00”, recuerda.
El hombre había llevado únicamente su teléfono celular, su cédula y las llaves de su casa. Horas más tarde un testigo dijo que lo había visto conversando con un hombre de un auto negro, en la av. Orellana y Pedro Rizzo, a pocas cuadras de la casa.
La denuncia recién se pudo hacer a las 24 horas de su desaparición. “Nos indicaron que recién el día martes nos asignarían un policía para investigar el hecho”, dice su hija Isis Bonilla.
Pero cerca de las 12:00 de ayer, los familiares llegaron a la morgue para identificar el cuerpo sacado del río. Su hijo Paúl Bonilla, también médico, confirmó que se trataba de su padre cuando le entregaron el llavero que portaba en el bolsillo. La autopsia señaló que se trató de sumersión (ahogamiento), ya que el cuerpo no presentaba golpes o heridas, según la médica forense de turno.
Afuera de la morgue, los familiares descartaron que se tratara de un suicidio y dicen que Bonilla no tenía problemas con nadie. “Era un hombre hogareño y muy apegado a su familia. Pasaba con mi madre todo el tiempo y no salía a beber con sus amigos. Realmente no sabemos qué pudo pasar”, dijo su hijo Paúl.
Otro caso
Al mediodía se encontró el cuerpo sin vida de Carlos Cruz, de aproximadamente 22 años, en su departamento. Según los vecinos era chileno y vivía solo. Pero en la madrugada escucharon gritos desde el lugar.