A las 12:30, cuando había transcurrido la mitad de la misa de cuerpo presente en honor al expresidente del Congreso, Raúl Baca Carbo, fallecido el miércoles, llegó la Escolta Legislativa para la guardia de honor y colocar la bandera nacional sobre el féretro.
Aunque los presentes (familiares y varias figuras políticas de años pasados) aplaudieron este homenaje de Estado, el retraso generó incomodidades.
Paola Pabón llegó hasta Monteolivo en representación de la Función Legislativa. Explicó que “cuestiones logísticas” complicaron los tiempos de la Escolta; ayer se iba a realizar un acto de la Asamblea en el parque El Arbolito, pero por la lluvia toda la infraestructura regresó a la sede legislativa.
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El miércoles, la Asamblea hizo llegar a los deudos un solemne reconocimiento que el hijo Carlos Andrés Baca lo saludó. Pero no se dispuso, por ejemplo, una capilla ardiente en la sede legislativa.
Además, la guardia para Baca pudo haberse instalado desde la noche del miércoles, cuando empezó su velatorio.
El exministro de Finanzas del gobierno de Rodrigo Borja, Jorge Gallardo, dijo que no había “explicaciones posibles. La Escolta debía estar junto a Baca así como el expresidente del Congreso estuvo en momentos en que la democracia corría peligro, varias ocasiones, siempre presto para defenderla”.