La lluvia que cayó en Quito en la madrugada y mañana de ayer obligó a quienes viven en la capital a desempolvar los paraguas y los ponchos para protegerse del agua. Esa fue una de las muestras en los cambios de hábitos por el cambio de clima en la ciudad.
A las 11:00 de ayer, Ricardo Mendoza, vestido con un uniforme amarillo y turquesa, se protegía de la lluvia debajo del techo de un negocio, en las avs. Amazonas y Orellana. Desde hace tres años vende recargas para telefonía móvil en el sector, de 06:30 a 17:00. Cuando no llueve vende hasta 10 recargas diarias. Hasta el mediodía de ayer no concretaba ninguna venta.
Los comerciantes que permanecen en los quioscos dispuestos a lo largo de la av. Amazonas también mostraron su insatisfacción por la disminución en las ventas. Maribel Arévalo expende golosinas, colas y jugos desde hace un año, en la intersección con la Santa María. Hasta las 11:00, no había vendido ni una sola bebida. “Cuando hace frío, baja el negocio, se vuelve muy malo”.
José Pilco también registró una disminución en la venta de periódicos. El agua de la lluvia estropeaba el papel y la gente ya no quería comprarlos. El comerciante trató de protegerlos con un parasol azul, pero este no aguantó el peso del agua.
Hubo comerciantes que aprovecharon el aguacero para cambiar su oferta de productos. Dejaron las frutas y las bebidas para ofrecer paraguas en las esquinas más transitadas. Juan Carlos Mejía recorre todos los días la av. Amazonas, desde la av. Colón hasta la av. Patria. Hasta las 11:00 había vendido 12 paraguas, a USD 3 y USD 4 cada uno. Para él las ventas no están muy buenas.
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No solo los comerciantes que venden en las veredas se han visto perjudicados. Arelis Larrosa, atiende en una panadería ubicada a la altura de la Colón. Dice que desde hace dos semanas la venta de jugos, gaseosas y helados ha disminuido en un 50%. “Esto se vende bien en el verano”.
En algunos negocios del Centro, los dueños de los locales también sienten los efectos del clima. Jéssica Guarín vende gafas en un almacén, en la calle Guayaquil. Ella también calcula que las ventas se han reducido en un 50%.
Cecilia Erazo salió de su casa, en la República de El Salvador, y se dirigía a la Amazonas y Santa María. Para tomar un bus esperó 15 minutos más de lo usual. En su opinión, la demora era por dos causas. La una, porque siempre que llueve el tránsito vehicular se traba en las vías. La otra, porque hay más demanda del servicio.
Otros peatones se quejaron por la falta de consideración por parte de los conductores de los vehícu- los. Ayer, al mediodía, Mónica Cornejo caminaba tomada de la mano de su pequeña hija, por la calle Guayaquil, en el Centro. Súbitamente, una unidad del trolebús pasó junto a ella. El agua lluvia estaba empozada en el carril exclusivo y salpicó a sus piernas. “Los buses deberían bajar la velocidad cuando llueve”, comentó.
Mientras llovía, las personas caminaban con ropa abrigada y paraguas. En medio del frío, llamó la atención que Washington Narváez solo vestía una chaqueta ligera y una boina. “Olvidé el paraguas en la casa, pero no me importa mojarme. Me gusta la lluvia”. Él tiene 67 años y ya está acostumbrado al invierno en Quito.
Además de la avenida Amazonas y en la calle Guayaquil, también hubo congestión vehicular en la avs. 6 de Diciembre, Eloy Alfaro, 10 de Agosto y Brasil. El agua lluvia también se filtró en las paradas del trolebús. En el carril exclusivo se acumuló el agua lluvia.
En la av. Simón Bolívar se reportó un accidente de tránsito, a la altura del ingreso a La Bota. Hubo un choque en el cual estaban involucrados tres vehículos, entre ellos una buseta de transporte escolar, que circulaba sin pasajeros.
En otros sectores
En el sector de Turubamba, a la altura del Registro Civil, el agua lluvia se acumuló sobre la calzada. Eso generó que la circulación vehicular fuese más lenta por la av. Teniente Ortiz.
En el sector de La Y, el paso de los carros causó molestias a los peatones, porque el agua empozada saltaba a las veredas.
En el sector del aeropuerto, el tránsito vehicular se complicó por la lluvia, ayer.