Chile, un país que todavía no se repone de las heridas de las fuertes manifestaciones sociales de octubre de 2019 y que se apresta a retos políticos inmediatos, da lecciones a sus vecinos de la región en materia de vacunación.
Chile, hoy por hoy, es el país sudamericano que más vacunas contra el covid- 19 ha suministrado. Con una población de 19 millones de habitantes ya un millón y medio de personas han sido inoculados.
Los primeros en recibir la vacuna han sido los miembros de la primera línea: médicos, enfermeras, camilleros, personal sanitario en general. Luego están los adultos mayores de 73 años, que, se presume grupos vulnerables si se contagian del coronavirus.
Chile tiene 19 200 personas fallecidas de un total de 765 000 contagiados.
Los vacunados en Chile superan a países más grandes como Brasil y Argentina. Y el contraste es estridente si lo comparamos con Colombia, que aún no inicia su primera fase de vacunación, o Ecuador, donde las dosis llegadas y suministradas en principio son como una lágrima en el desierto.
Chile ha suministrado vacunas a 8,39 de cada 100 habitantes, muy por encima de la media mundial que es 1,9 por cada 100.
Hay otros países en el planeta cuyo ejemplo debiera ser estudiado como Israel, con un alto porcentaje de la población ya inmune, o Estados Unidos que con su poderoso músculo financiero ya llega a 13,5 vacunas por cada 100 habitantes.
La clave para presentar cifras tan importantes de vacunas – del laboratorio chino Sinovac – es haber planificado, conforme dijo a la agencia EFE, Claudio Castillo, de la Universidad de Chile. Abrir los pedidos a diferentes laboratorios y hacerlo con tiempo fue la receta.
Pero hay un aspecto clave. Chile lo demostró en el terremoto. Tener una Reserva Monetaria musculosa para usarla cuando se requiere, con los sismos destructivos se puso en marcha y funcionó. Con la pandemia, esta tesis se refuerza. Para eso sirven los fondos y los ahorros denostados por los populistas.