Cuatro prolongados y poco trascendentes “debates” coparon la atención del país durante dos fines de semana. Los numerosos candidatos expresaron muy pocas palabras relacionadas con la salud y con el IESS, no pudieron concretar, en sus estereotipadas intervenciones, ninguna esperanza de cambio, ni siquiera se dieron por entendidos del enorme perjuicio que el correato ocasionó a la salud cuando expulsó a profesionales experimentados y los reemplazó por incompetentes tecnólogos cubanos, ni cuando desarmó el sistema nacional de salud que avanzaba descentralizado en todo el país, para centralizarlo y dar rienda suelta a múltiples negociados en las adquisiciones de equipos, de insumos, medicinas y camionetas disfrazadas de ambulancias.
El candidato correísta se atrevió a manifestar que el gobierno al que representa impulsó de manera extraordinaria a la salud y esa falacia quedó vigente, porque ningún otro candidato tuvo la entereza de contradecirle.
Al Seguro Social lo mencionaron con escasas frases descoyuntadas y ninguno se refirió a los atracos multimillonarios del gobierno de la revolución ciudadana al IESS, ni a la falta de pago del 40% destinado al seguro de pensiones, ni a la absurda prestación de servicios, no financiados, a los hijos de los trabajadores afiliados, menores de 18 años. Tampoco se hicieron eco del clamor popular de reorganizar el Consejo Superior, con la inclusión de un representante de los jubilados y con un presidente que no debe ser el delegado del mayor deudor de la Institución, que es el gobierno.
No abordaron la edad de jubilación y del tiempo adecuado para hacerlo, sin que se afecten las reservas, nadie mencionó la necesidad perfeccionar las adquisiciones para evitar sobreprecios y desperdicios gigantescos de medicamentos, insumos y equipos; o la necesidad de vender y monetizar terrenos baldíos gigantescos, departamentos, casas y edificios improductivos que el IESS posee, repartidos por el país; no recordaron la mora patronal gigantesca que debe ser cobrada, al igual que la evasión y elusión multimillonarias del pago de aportes y préstamos no cancelados, ni dieron importancia a modernizar los sistemas informáticos que, caducos, se prestan para manipulaciones y malos manejos.
La situación del IESS no atrajo la atención de los candidatos, pero se escuchó una disimulada propuesta de privatización, desconocedora del estruendoso fracaso del seguro social chileno y de las AFP (administradoras privadas de fondos de pensiones), suceso que les ha impulsado a planificar un sistema mixto de pensiones que incluya una parte de aportes para un seguro solidario intergeneracional y otra para el ahorro individual.
La retórica carente de compromiso no construyó debates ideológicos, ni políticos, fueron ofertas electoreras que han llenado de incertidumbre y de una enorme desilusión al país.