La Asociación de Profesionales de Gestión de Riesgos firmaron un convenio de asistencia con la Prefectura de Imbabura. Foto: cortesía Apgre
El trabajo conjunto entre el sector privado, instituciones públicas y educativas ha sido clave para el manejo de la crisis sanitaria por el covid-19 en el país, según la Asociación de Profesionales de Gestión de Riesgos del Ecuador (Apgre).
Este organismo fijó algunos retos y tareas para este 2021 sobre el manejo de una crisis como la emergencia sanitaria, que sorprendió nuevamente a un país en el que la cultura de prevención de riesgos aún requiere fortalecerse.
Es la propuesta que hace Cristopher Velasco, presidente de la Apgre. “Las lecciones que nos dejó el terremoto del 2016 todavía no han sido interiorizadas ni aplicadas. Y esta que deja la pandemia representa una oportunidad para establecer nuevos procesos, para trabajar mejor en la prevención de riesgos futuros”.
Durante el año pasado, esta entidad asesoró a 32 municipios del país y cuatro prefecturas en el manejo de la pandemia dentro de los respectivos Comités de Operaciones de Emergencia (COE) locales, que siguen activos para aprobar varias medidas. Allí evidenciaron que varios municipios requieren trabajar más en la planificación y prevención de los riesgos.
Con ese mismo objetivo, por ejemplo, firmaron un nuevo convenio de asistencia técnica en diciembre pasado con el Municipio de Latacunga para guiar a este cabildo en la creación de nuevas ordenanzas regulatorias sobre la gestión de riesgos.
Trabajo de planificación con los integrantes del COE cantonal de Santo Domingo. Foto: cortesía Apgre
En las reuniones de los COE, contó Velasco, también se vio la necesidad de contar con fundamentos científicos y datos comprobados para que las autoridades tengan ese respaldo antes de tomar cualquier decisión.
Por ello, la Agpre reitera en la necesidad de trabajar entre varios actores que aporten con esos fundamentos para fortalecer la prevención. De esa manera, agregó, las acciones que se apliquen una vez llegada la emergencia serán las más adecuadas. “El gran desafío es cómo generamos una resiliencia económica frente a los desastres, para ser más eficientes en los gastos”.
El aporte de las universidades de las diferentes provincias también es fundamental, según este organismo, porque también conocen a los territorios y las necesidades de la población con la que realizan varios proyectos estudiantiles de investigación y vinculación.
De allí, reiteró Velasco, que la gestión de riesgos debe abarcar todos los aspectos posibles sobre cada territorio, como el conocimiento del uso del suelo y hasta las fortalezas productivas. “Hay que pasar de entregar colchones o ayuda humanitaria a trabajar sobre el ordenamiento del territorio o la planificación. Es más eficiente y económico, prevenir que establecer flujos de respuesta”, dijo Velasco.