La Comisión Europea exhortará a Hungría a modificar sus leyes más polémicas, sobre todo lo que respecta a la autonomía del Banco Central de ese país, indicó este miércoles una fuente europea.
“Estamos preparando tres cartas” para exigir al gobierno húngaro que modifique sus reformas relativas al Banco Central que enviaremos a comienzos de la semana próxima, dijo esta fuente a la AFP.
Es un día aciago para este país de la Unión Europea (UE): la Comisión amenazó con sancionarlo por no haber tomado medidas “ suficientes ” para reducir su déficit público, con lo que se convierte en el primero y, de momento, único candidato a ser castigado bajo la nueva gobernanza europea.
El pacto de estabilidad, que entró en vigor en diciembre, prevé multas de hasta el 0,2% del PIB para los países de la Unión Monetaria con déficit excesivo. Al no ser miembro de la Eurozona, Hungría eludió las multas, pero no recibirá ayuda financiera europea.
En ese sentido, una delegación húngara se reunirá en Washington con la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, en una cita decisiva para Budapest.
El gobierno del primer ministro conservador húngaro, Viktor Orban, irritó a las instituciones internacionales al imponer una reforma del banco central, que según la Unión Europea atenta contra la autonomía de la entidad, y una Constitución de tintes antidemocráticos.
El Parlamento, donde el partido de Urban tiene una mayoría de dos tercios, aprobó la polémica ley, al igual que una nueva Constitución con fuertes acentos nacionalistas y autoritarios.
El país lo tiene muy difícil para financiarse en los mercados de deuda, ante el súbito aumento de los intereses exigidos. Este lunes, el Tesoro húngaro colocó letras a seis semanas con tasas en alza, 7,77%, frente a 7,24% en la anterior emisión similar el 28 de noviembre.
Las tres grandes agencias calificadoras, Fitch, Moody’s y Standard and Poor’s degradaron la nota de solvencia de Hungría a la categoría de inversiones especulativas.
En 2008, el país europeo ya obtuvo un préstamo de 20.000 millones de euros del FMI, la Unión Europea y el Banco Mundial que lo salvó de la quiebra. Pero al llegar al poder en 2010, Viktor Orban consideró que el país ya no necesitaba ese crédito y renunció al último tramo del mismo, de 6.000 millones.
El lunes, decenas de miles de personas se manifestaron contra el gobierno de Orban, en una movilización sin precedentes convocada por partidos de izquierda y ecologistas así como por movimientos de la sociedad civil.