Increíble pensar, pero el país que más necesita es el que más gasta. 91 millones en un solo gasto, en una sola fiesta electoral, con un CNE que a nadie da confianza, pues con sus maliciosos métodos ya podrían decir de antemano quienes son los ganadores.
EL CNE tiene una gran cantidad de empleados, la gran mayoría de ellos de la época correísta, fieles servidores, así que no es solo la Sra. directora y sus dos fieles amigos. Hoy en día, utilizando toda esa multitud de empleados a nivel nacional se podría realizar elecciones seccionales basadas en debates televisados, para así no tener 17 candidatos sino llegar a los que verdaderamente son los verdaderos candidatos, todo esto se podría hacer por menos de una décima del gasto. No existe una sola manera de escoger a alguien, pero aquí parece ser que solo existe una, la más costosa. Se preguntarán de dónde van a pagar la publicidad, los avisos, los regalos, los discursos, tanto candidato, pues por eso mismo debe haber preselecciones, para preseleccionar el gasto, la vía electrónica puede ser corrupta pero también puede ser la vía más segura si es manejada por personas confiables, con sistemas confiables, pues estamos mal, el que quiera bailar, que le cueste señor!
Un pueblo saqueado, con más necesidades, con una no bien manejada pandemia, con negocios semimuertos, desempleo informal abundante, inseguridad, etc., no puede darse el lujo de botar, desperdiciar, el dinero, en una institución arcaica en su sistema, en sus procedimientos, nada confiable. Y para colmo lo que más llama la atención es que ninguno de los candidatos se expresa al respeto, como bien dicen si no encuentras la explicación mira a quien le afecta el bolsillo al final la respuesta siempre tiene un signo de USD.