En este año 2020 –lunes, 5 de octubre– se conmemora los 80 años de la fundación del Colegio Americano de Quito, resultado de la concepción y la obra del notable ciudadano y gran demócrata, Galo Plaza Lasso, ex presidente de la República del Ecuador, y cuyo proceso para su creación y trámite administrativo consiguiente, desde sus meses iniciales, apoyó con convicción y entusiasmo el gobierno constitucional de mi abuelo Andrés F. Córdova (1939-1940).
Como ex alumno de la promoción 1960, debo afirmar que el Colegio nos enseñó a amar el bien y a desechar el mal y a predicar lo que practicamos. A vivir y demandar el ejercicio de los derechos humanos, de las libertades y de las instituciones de la democracia y de la República. A sentir, desde nuestro uso de la razón, el compañerismo fraterno y el amor y admiración al Colegio, junto con nuestro sentido de pertenencia. Fue el prólogo de la conciencia de patria y de la Humanidad en su conjunto. Nos enseñó a que aprendamos a aprender y a pensar con juicio crítico, a proyectar nuestro amor propio en el amor a los demás y la lealtad ética a la amistad y los principios y valores trascendentes, que tornan posible una vida cualitativa, digna de ser vivida, con actitud optimista, sentido positivo de justicia y capacidad de convertir el yo egoísta en el nosotros solidario.
¡Fértil presente y fecundo futuro para el Colegio Americano de Quito!