La actividad de una persona puede ser objeto de reconocimiento en diferentes niveles.
Las universidades del mundo han instaurado, como reconocimiento simbólico, el grado que se conoce como Doctorado Honoris Causa, que se reserva para aquellas personas que han prestado un servicio relevante a su comunidad o a la humanidad en general.
Un reconocimiento asÃ, que debe llenar de orgullo al recipiente, tiene varias connotaciones: se lo entrega a alguien que, además del servicio que lo hace distinguir de los demás, posee una personalidad ejemplar, que le permite actuar con ponderación, con equilibrio, para que sirva de modelo digno de ser imitado.
DeberÃa crearse los Doctorados Des Honoris Causa que dejen ver la parte realmente negativa: inmadurez, compulsividad, desconocimiento, que avergüencen a los receptores.