La crisis sanitaria que avanza a pasos gigantescos repercutirá en el ámbito financiero. Cuando este episodio inédito culmine, tenemos el gran reto de retomar el curso de nuestras vidas y reactivar la economía nacional. Por lo tanto, este momento de aislamiento y para obligada, es también momento de reflexión y unidad dentro del hogar. Que sea el espacio para poner la casa en orden y conversar en familia.
Estamos trastocados por el desempleo. La angustia de no poder llevar el pan a diario o pagar las deudas a fin de mes. No hay receta ante la incertidumbre y la recesión, pero debemos confiar en la sabiduría del hogar que hace que todos sus integrantes arrimen el hombro y no decaigan. La austeridad se impone en la mesa del seno familiar y es oportuno preguntarnos ¿cómo vamos a administrarla? ¿Qué gastos omitir?… Cuidemos cada centavo. No podemos continuar ignorando lo que ha abierto la puerta y se ha instalado en cada hogar del país.
Ciudadanos: Trazarnos la meta de salir adelante en los próximos meses y años duros que se nos vienen debe ser el propósito de la unidad real de nuestra nación y el sacrificio individual, el medio para lograrlo. La fuerza de este país debe salir de cada hogar y de la esperanza que nunca pierde cada uno de sus integrantes.
Hay mucho que reprochar a las autoridades que hace tiempo dejaron de gobernar en función del interés ciudadano. No cedamos a su falta de conducción clara del país. Empecemos tomando las decisiones acertadas en familia para que esto multiplique los esfuerzos que el Ecuador necesita para ponerse de pie.