El país vivió una grave conmoción social, que nos ha dejado como consecuencia además de incontables pérdidas económicas que siguen subiendo conforme pasan los días, vidas humanas, que se vieron envueltas en los revuelos de los pasados días. El gobierno en conjunto con diferentes grupos trabaja para la presentación de un nuevo decreto que dicte las medidas alternas de recaudación de fondos para el estado, que disminuirá el déficit fiscal y que salve al país de una casi inevitable crisis económica. La derogación del decreto 883 nos ha dejado al pueblo ecuatoriano en una ruptura y división de opinión con respecto a las medidas económicas, como a las acciones que ambas partes involucradas en este conflicto han perpetuado en el país, además de dejar expuesto el claro quebrantamiento del sistema de gobierno ecuatoriano tanto como el judicial, puesto que parece que la constitución es casi inexistente para aquellos que con un sentimiento de patriotismo violaron derechos y manipularon el futuro del país con decisiones arbitrarias, pensando más en sus intereses políticos y económico que en el bien común. La falta de liderazgo en el país es notoria, al igual que lo endeble que el sistema es ante los claros delitos de los que la Conaie quiere deslindarse con un discurso fundamentado en el aprovechamiento del correísmo. Es imperativo el raciocinio y la apertura a un nuevo sistema que no beneficie solo a un grupo determinado, ni que afecte a otro, sino más bien, uno que beneficie al Ecuador, pensando en el futuro económico del país, como en el desarrollo que un territorio tan rico como el nuestro puede tener.
Martin Tenjo