Julio Toroche, de 42 años, es coordinador del colectivo Heridos Paro Nacional y perdió su ojo izquierdo, a las 11:30 del viernes 11 de octubre del 2019, Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
“Coordiné 13 brigadas médicas con galenos, paramédicos y voluntarios. Siquiera estábamos unas 400 personas que ayudaban, creamos puntos para las brigadas”, relata Julio Toroche, de 42 años.
A las 11:30 del viernes 11 de octubre del 2019 auxiliaba a un herido en las inmediaciones del parque El Arbolito cuando recibió el impacto de una bomba lacrimógena en el ojo. El espacio verde fue epicentro de la protesta del movimiento indígena en Quito, entre el 7 y el 13 de octubre, en contra del Decreto 883 (derogado el 14 de octubre, por el cual se elevó el precio del diésel y la gasolina extra durante 12 días en Ecuador).
“Estábamos socorriendo un herido. El carro de la Policía (trucutú) bajó (por la av. 12 de Octubre) botando gases al cuerpo de los manifestantes. Con un grupo de paramédicos asistimos a rescatar a un menor de edad que estaba tendido en el piso, inmovilizamos al chico en una tabla. Mi compañero levantó la bandera blanca de paz, la señal de salud, para indicar que teníamos un herido. Al momento que me paro, me llegó una bomba directamente a la cara”, relata Toroche.
Tras resultar herido, fue llevado a uno de los puntos de asistencia improvisado al aire libre para socorrer a heridos por las protestas. Entonces, un paramédico le dijo que la órbita del ojo izquierdo se había destruido por completo.
Lo trasladaron a un centro asistencial y fue intervenido quirúrgicamente. La operación duró ocho horas; la madrugada del sábado 12 de octubre, los médicos le extirparon el ojo izquierdo. Ahora lo cubre con una gasa blanca y lleva puesto gafas para protegerse del sol. Fue dado de alta el jueves 24 de octubre.
Toroche, un líder, ahora organiza una agrupación que trabaja con los heridos y los familiares de quienes murieron durante las protestas. El lunes 28 de octubre se reunió con delegados internacionales de Derechos Humanos.
Recuerda que durante las movilizaciones, en contra del incremento del costo de los combustibles, atendieron a decenas de personas afectadas. Hubo heridos –acotó- con fuertes golpes en la cabeza, costillas, espalda, piernas, tobillos, etc. “Apoyamos con kits de medicina. Estamos formando el equipo de salud de heridos de brigadistas de paz”.
Tiene previsto recopilar los testimonios y hechos, así como los informes de las casas de salud con fechas y horas para elaborar informes. De se cuenta, recopiló 17 casos de personas con lesiones permanentes como la pérdida de sus ojos. “Rescatamos por humanismo, sin ver si es policía, militar, manifestante o indígena. Trabajamos en apoyo a la salud”.
En ese sentido, los brigadistas que colaboraron con Toroche atendieron al menos a cuatro uniformados: unos sufrieron asfixia y otros golpes o lesiones causadas por piedras.
Guillermo Molina, paramédico que atendió en la zona del parque El Arbolito, recuerda que Toroche sangraba copiosamente cuando llegó con la brigada tras el impacto de bomba lacrimógena. El médico que lo atendió no pudo suturarle porque tenía una herida muy grande; le destrozaron la órbita del ojo. “Las brigadas de salud somos neutrales; no tenemos ningún fin político, lo único que hacemos es ayudar”, expresó.
Ahora, la víctima siente angustia y tiene pesadillas en las que escucha las explosiones de las bombas y gritos de la gente que desesperadamente pide ayuda. Cree que tiene mucho más por vivir y que Dios le dio una oportunidad para continuar con su vida y ser solidario con la gente. “Atravieso una etapa de traumas, no fue fácil atender a tantos heridos”.