Pablo Uquillas fue herido durante las manifestaciones en contra de las medidas económicas anunciadas por el presidente Lenín Moreno. Foto: Álvaro Guerrero/ EL COMERCIO
Pablo Josué Uquillas Coba fue herido durante las manifestaciones que se registraron por las medidas económicas. El miércoles 9 de octubre del 2019 fue impactado por una bomba lacrimógena mientras estuvo en la Plaza de Santo Domingo, en el centro de Quito.
A continuación, su testimonio:
“Fui impactado completamente en mi ojo derecho con un proyectil y se me desprendió en ese mismo instante. Llegué al hospital totalmente afectado. La bomba pasó rozando mi ojo izquierdo y las chispas afectaron al lente cristalino. Ahí se me formó una catarata y el doctor me tuvo que quitarlo. Ahora tengo una pérdida total del ojo derecho y el 80% de pérdida en el izquierdo. Veo colores y sombras y no puedo enfocar.
Tengo 20 años. Por motivo de la carrera que estaba haciendo como peleador, mis papás me retiraron en cuarto curso para que me dedicara por completo a los entrenamientos. Sin embargo, decidí este año retomar mis estudios y tres semanas antes de este incidente volví al colegio.
Competía a escala nacional con tres peleas amateur y cuatro semiprofesionales.
Tengo un récord de cinco ganadas y dos perdidas. Mis bases son Muay Thai (boxeo tailandés), pero también peleé en MMA (artes marciales mixtas) y el shotoo japonés que es más duro que el MMA.
Ahora mi carrera está acabada en Muay Thai. Uno nunca sabe si en el futuro, uno o dos años, pueda practicar otros deportes de contacto. Puede que continúe. No se sabe.
Yo vivo en Barrionuevo, sur de Quito. Mi gimnasio está en la Napo, frente al colegio Montúfar. Inicié en Kamikaze, con mi profesor Óscar Fonseca, pero por motivos personales él se salió y yo seguí a mi sensei y formamos un dojo que se llama linaje Hariken.
A mi familia le afectó bastante lo que me sucedió. Más a mi mamá. Ella y yo siempre hemos sido unidos. Mis papás se divorciaron cuando recién nací y la que siempre ha estado es mi mamá. Ella terminó más afectada. También le afectó mucho a mi hermana y a mi abuela. Todos están pendientes.
Al inicio fue muy duro. La primera semana fue extremadamente fuerte. Cuando cosieron mis párpados lo hicieron mal y un punto se agarró en el nervio. Eso me provocó vómitos y dolor de cabeza. Cuando ya me sacaron los puntos me sentí mejor. Aún tengo puntos en el ojo derecho que espero que me retiren en la próxima cita en oftalmología.
El día en que me pasó esto yo estaba manifestando, pero también estaba como voluntario. Me encontraba tratando de ayudar a las personas que caían. Retire algunos perritos que se quedaron atrapados ahí. Estaba solo en la plaza. Yo estaba en la esquina cuando vi que un señor fue impactado por una bomba en la espalda y se cayó. Nadie hizo nada. Los policías apuntaban al cuerpo.
Me metí, traté de amarcarlo y un segundo después escuché una detonación. Cuando regresé a ver, recibí el bombazo.
Me quedé arrodillado. No veía. Moví los brazos desesperadamente. De la angustia me frotaba el ojo izquierdo.
El derecho me dolía más, pero no podía ver. Unas personas que estaba a lado mío me amarcaron y me llevaron al Centro de Salud de la Rocafuerte.
Los doctores decían que no tenía salvación, porque me estaba desangrando. No había ambulancia y un señor me subió en su camioneta para ir al Eugenio Espejo.
Estuve en el hospital del miércoles al sábado. Ese día me dieron el alta. En el ojo derecho me van a poner una prótesis y en el izquierdo estamos esperando que en tres o cuatro meses me implementen el lente cristalino. Con eso aumentaría mi visión hasta un 70 u 80%”.