El IESS desde hace años se ha convertido en caja chica de los gobiernos de turno, especialmente en la década saqueada y llena de corrupción del correísmo. Cuando se acabó la era de los altos precios del petróleo y se inmiscuyó en los gastos de salud a los hijos menores de 18 años de los afiliados y jubilados sin sustento financiero. El gobierno de Moreno comienza hacer lo mismo que Correa, al pagar a más de 1.500 jubilados de educación con bonos del Estado por USD 240 millones en papeles, que equivale a préstamos, que pueden cambiar en el BIESS, propiedad de nuestra institución, que perdería liquidez, porque no es buen negocio para esta entidad.
En mayo de 2016 en los diarios del país y desde hace muchos años en las redes sociales, presagiábamos que “el IESS iba camino a la quiebra”, van cerca de 4 años y no nos equivocamos, porque si va por el mismo camino, no tendrá para pagar las paupérrimas pensiones a los jubilados en 2022, ni para medicinas, préstamos, otros servicios y quebrará alrededor del año 2035. Lo que admiramos es la impasibilidad y el quemeimportismo de los afiliados a quienes más afecta la quiebra del IESS, no podrán ni siquiera jubilarse, con un futuro incierto y no tendrán el seguro para la salud para sus esposas ni sus hijos menores de 18 años. Para evitar la quiebra el presidente del Consejo Directivo del IESS, Paúl Granda, convocó a un acuerdo nacional para analizar el incremento del tiempo de contribución de los afiliados. Con esta medida se busca “precautelar la pensión jubilar que le vamos a entregar a esas personas que tiene una esperanza de vida mayor. En síntesis, mientras los gobiernos de turno se apropien del IESS, poniendo a su representante a cargo de su presidencia, no prosperará ni cambiará en nada e irá camino a la quiebra.