Imagen referencial. La Policía detuvo a un hombre, después de que una mujer lo denunciara tras conocer que el sospechoso violó a su hija de 8 años de edad. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
La denuncia por violación se dio un día después de la agresión. Mónica, de 29 años, tuvo que dormir al lado de la persona que violó a su pequeña hija, de 8 años.
Ella relató a las autoridades que tuvo miedo de que su pareja Pedro Z., de 32 años, le hiciera daño a ella o a sus hijas. Además, en la zona donde viven en la parroquia rural Luz de América (Santo Domingo de los Tsáchilas) no hay señal de celular.
Por eso esperó al siguiente día para salir de la casa, con la excusa de que llevaría a sus hijas a la escuela. Ahí llamó al Sistema Integrado de Seguridad ECU 911 y lo denunció por violación.
Ella relató en su denuncia que el 4 de junio del 2019 salió de su vivienda con su hija, para llevarla a la escuela ubicada en centro poblado del sector. Luego viajó hasta Santo Domingo para hacer diligencias y llegó aproximadamente a las 16:30.
Cuando Mónica llegó a su vivienda, notó que la puerta estaba cerrada con seguro y debió tocar varias veces hasta que su pareja le abrió. Ella enseguida fue a buscar su hija porque presentía que algo había pasado, debido a que Pedro Z., mostraba nerviosismo.
Al llegar a la habitación notó a su hija, de 8 años, triste. Ella afirmó a la Policía que pensó que había pasado algo, pero nunca se imaginó que pudiera tratarse de una violación.
En la noche – mientras su cónyuge salió de la casa para prender un generador de luz – Mónica aprovechó para interrogar a su pequeña hija, quien entre lágrimas le confesó que su padrastro la violó.
Mónica tuvo que contenerse, calmar a su pequeña y simular que no pasaba nada, pues temía que su pareja les hiciera daño como en ocasiones anteriores. Las horas pasaron lentamente -dice- hasta que amaneció y ella pudo denunciarlo.
La Policía logró detener a Pedro Z., en su domicilio y en la actualidad enfrenta un proceso judicial que está en investigación.
Hace un mes, en la zona urbana de Santo Domingo se registró un hecho similar. Una menor de 10 años fue abusada sexualmente por uno de sus tíos. Sin embargo, María, la madre de la menor, no interpuso una denuncia por temor a represalias.
La mujer vive con su hija en la casa de sus padres, en la cooperativa Che Guevara. Mientras ella trabaja en un restaurante, la niña está a cargo de sus abuelos. Pero la vivienda es frecuentada por sus tíos y primos constantemente.
La niña relató a María que uno de sus tíos abusó de ella mientras dormía en la tarde. Ella afirmó que el hombre había ingerido alcohol y drogas con otros chicos del barrio y que ella los vio cuando regresaba de la escuela.
María indignada le contó a su familia, pero ellos no le creyeron y al contrario dieron aviso al agresor y este huyó. Luego, la mujer recibió amenazas y por eso decidió no denunciar. La madre se cambió de casa y al momento no tiene contacto con su familia.
En la escuela donde estudia la menor le han proporcionado ayuda psicológica a ella y su hija. Sin embargo, aún no pueden dormir en la noche y temen que les hagan daño.
La psicóloga María Alcívar señala que en su consultorio atiende a unas 20 pacientes, que han sido víctimas de acoso o abuso sexual. Ella afirma que las terapias y la recuperación pueden durar años porque el paciente debe recuperar nuevamente la confianza en ella y en su entorno.
Ella recomienda a los padres estar atentos a las señales que muestren sus hijos como comportamientos agresivos, tristeza, baja autoestima, bajas calificaciones, insomnio, desánimo y otros.
Según la Policía Nacional, en Santo Domingo hay un subregistro de casos de abuso sexual en los niños y adolescentes debido que los menores prefieren callar por amenazas de los agresores o por temor a ser castigados por sus padres.
Según las estadísticas de la Policía, entre enero y el 14 de junio del 2019 se registraron 775 denuncias de agresiones físicas y psicológicas, pero ninguna por agresiones sexuales.