Fui operado de la cadera en Quito y tuve que trasladarme a Guayaquil en un vuelo de una aerolínea. En el aeropuerto me pidieron un certificado médico que antes no me habían exigido. Resolví el problema enseguida. Me dieron el ticket para abordar y me facilitaron la silla de ruedas que solicité para entrar al avión. Cuando llegué a la puerta de embarque, me notificaron que el vuelo estaba cerrado y que no podía subirme. Estando medicado y adolorido, no entendía cómo ellos no pudieron comunicarse con su equipo y avisar que un pasajero en silla de ruedas iba en camino.
El problema es el maltrato que existe hacia los usuarios y la indiferencia de las autoridades. Nunca había vivido una situación desde la experiencia de alguien que tiene dificultad para movilizarse. Me pregunto cuál es el trato especial que se les ofrece a quienes padecen discapacidades, pues las desventajas deben ser asumidas para colaborar. Esta situación atañe también a la gente que se moviliza dentro del país y a quienes maltratan. Ya es hora de que la autoridad, si es que aún la hay, sancione a los que irrespetan los derechos de los usuarios. ¿Quién responde ante los atropellos diarios a los pasajeros?
Agradezco su atención y la sensibilidad que le otorguen a esta carta, que conlleva una protesta ante una injusta situación vivida de manera personal y de muchos usuarios que son maltratados constantemente.