Lenín Moreno cumplió dos años de mandato.Este corte cronológico permite un balance por grandes áreas, así como puntualizar tareas pendientes.
En política, el giro fundamental -insospechado, hace dos años- es la fractura del Presidente con el correísmo. No solo cortó su cordón umbilical. Se quedó con el movimiento Alianza País y dividió a sus figuras.
Un aspecto clave en esa línea es la lucha contra la corrupción. Un exvicepresidente preso, varios exministros en igual situación y altas figuras prófugas muestran un mapa distinto al continuismo o la complicidad.
La justicia le debe al país celeridad y profundidad en las grandes inves-tigaciones que se cifran en casi 1 000 causas por atender. El Gobierno conforma una comisión internacional de acompañamiento y asistencia. La gente pide recuperar lo robado.
En lo político, la Asamblea reconfigurada muestra un nuevo momento. Fuerzas como AP, BIN, Creo y los socialcristianos pueblan el panorama y tienen grandes reformas a las que acometer para apuntalar el cambio.
La economía marca otro de los grandes puntos. Los acuerdos con el FMI abren la puerta a nuevos créditos. Más deuda, sí, pero con tasas y plazos mucho más bajos a los contratos casi usureros del anterior gobierno y la dependencia con la gran potencia de Lejano Oriente.
El énfasis social de los empréstitos nuevos tiene un acento distinto pe-ro faltan reformas laborales y tributarias. Para ello el manejo del pulso Ejecutivo-Parlamento es crucial y merece habilidad política. Cabe pre-guntarse en qué medida el Acuerdo Nacional funcionará.
Presentar una economía sana, reglas del juego claras y posibilidades de inversión para los capitales que vienen de afuera es todavía tímido frente a los esfuerzos de apertura comercial y acuerdos loables; seguimos dependiendo del petróleo, la minería está en veremos.
Una deuda pendiente es también la de la seguridad ciudadana, suben los índices de asaltos en las calles y la violencia es un mal que se acen-túa. Una tarea urgente que merece especial atención.