Por: Alejandro Ribadeneira, Comentarista, @guapodelabarra
Mauricio Pochettino, el entrenador que ha puesto al Tottenham Hotspur en su primera final de la Champions League, es el hombre de moda. Este argentino de 47 años hechizó a los analistas, que por fin tienen algo más que no sea la insolente dictadura de Mourinho (cada vez menos ganador), la estética de Guardiola (que no funcionó en Alemania) o el pragmatismo de Zidane (que aún no logra reflotar a ese Real Madrid golpeado en el orgullo).
Se dice que Pochettino es un bielsista, pero no tanto. Aunque tiene un pasado que le une con Marcelo Bielsa, la receta es algo diferente. Su programa, luego de transitar por el Espanyol, el Southampton y los Spurs, se resume en estos hechos: impone su estilo de intensa presión, revaloriza al plantel, derrota a los grandes, conduce el vestuario sin descuidar la disciplina y potenciar a los más jóvenes de la plantilla.
Sí, es verdad que su estilo de juego es un deleite para los que aman la estrategia. Pochettino impulsa una idea atractiva basada en buscar el resultado, generalmente por medio de sostener una presión casi asfixiante en campo rival, con un equipo que achica el campo con defensas y delanteros, que aprieta para una veloz recuperación de la pelota y que ataca por medio de rápidos medios ofensivos que apoyan al centrodelantero.
Esto está bien, pero es mejor todavía el decidido apoyo a los jóvenes, en parte porque necesita a los futbolistas con la mejor forma física posible, en parte porque, como Bielsa, Pochettino es de Newell’s, club cuya filosofía es considerar a la cantera como lo más importante. Pochettino promovió a varios juveniles en el Southampton (Ward-Prowse, Chambers, Reed y Gallagher) y mantiene a ocho Sub 23 en el Tottemham. Por eso, se lo considera como uno de los entrenadores que más impulsa en fútbol inglés.
Ojalá algún día logre aplicar su receta en América Latina, aunque es poco probable: Argentina es caos, pocos recursos y está necesitada de un éxito de inmediato, sin paciencia para un proceso.