Pastores que predican, no desde el púlpito ,sino desde los puestos públicos a los que han llegado con el voto popular. Artistas que bailan y cantan, no en las tarimas, sino en las alcaldías. Muertos que ganan elecciones. Supuestos empresarios exitosos que juegan golf en los clubes de lujo, liderando bandas criminales de trata de personas. Narcoavionetas que aterrizan en terrenos apisonados para una refinería que nunca existió. Fábricas tránsfugas que mantienen sistemas de esclavitud desde hace cincuenta años y que han pasado desapercibidas, a las que se clausura temporalmente, pero a las que se les perdona porque tienen papeles en regla. Cero reparación a los obreros, incluyendo niños, que han malgastado su vida y sus cuerpos en el trabajo esclavo del abacá. Plata escondida en cuentas offshore pero también en cisternas y en caletas.
Escándalos de corrupción semana a semana desde hace doce años. Denuncias que no acaban nunca pero que no llegan a ninguna parte. Venganzas que parecen saldarse como las mafias de inicios del siglo XX: desde el chantaje y la extorsión. Larguísimos rabos de paja. Diezmos. Y primicias. Escuchas. Y filtraciones. Ensordecedores gritos desde los trollcenter en las redes sociales. Hackers que se relamen los bigotes mientras séquitos de curiosos hurgan en las fotos íntimas de la familia presidencial.
Militares y policías en servicio activo y en servicio pasivo, enquistados dentro de bandas de delincuentes. Gentes armadas causando temor en las fronteras. Y en las minas de Buenos Aires donde los mineros duermen cubiertos con plásticos durante meses para sacar una pepa de oro mientras sus vidas están amenazadas y mientras la montaña se cae a pedazos. Mujeres y niñas desaparecidas. Violadores convertidos en pobres víctimas. Una madre que llora a Carolina de quien se dijo que murió naturalmente cuando fue atrozmente torturada. Y otra madre que desespera por no saber nada de David pero que no cesa en su búsqueda.
Poblaciones con el agua hasta el cogote. Casas que se derrumban por un temblor. Un derrame de petróleo. Un hombre muerto a tiros por dos tipos en moto. Y otro mientras cena. Y otro mientras camina porque le roban el celular. Carros de alta gama en una persecución digna de película de Hollywood. Droga incautada una vez más en paquetitos bien sellados. El cuerpo de Yesenia encontrado con signos de asfixia.
Un operativo en una escuela para revisar las mochilas de niños adictos a la H. Clínicas clandestinas de desintoxicación. Unas familias que buscan la verdad sobre el secuestro en la frontera luego de un año de inercia y de mentiras oficiales.
Y en lo internacional… un país sin luz y sin agua con niños sin escuela. Es el noticiero de ayer. Pero parece un cuadro de Goya.
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