Las auditorías a las educativas han llegado. Vinieron a verificar procesos, qué procesos, -simple- de cumplimiento: montones de papeles que digan que se ha hecho lo correcto. Hicieron algunas observaciones, una de ellas fue si las recuperaciones al alumno se hicieron firmar, más firma y conocimiento de los padres, más conocimiento en la respectiva área y del vicerrector. Y así -más evidencias y verificadores- si el joven está por debajo del promedio quimestral y si se queda al supletorio, remedial y el de gracia… Los entendidos de la pedagogía y la didáctica -al inicio del primer periodo del presidente Correa- comenzaron la reforma a la educación, la cambiaron de forma y fondo. Hoy, un profesor de educación media debe impartir 30 horas de docencia, bien para aquellos que tienen materias de 6 horas les toca 5 cursos, cada curso con 35 alumnos en promedio; 175 personas que trata cada semana. Y aquellos que no corren con tanta suerte, he visto compañeros que llegan a tener 15 cursos de 2 horas a la semana, a 35 alumnos promedio por curso; 525 alumnos por semana. ¿Cuántas notas debe asentar, al menos, por alumno por cada parcial? Si un quimestre tiene tres parciales. ¿Cuántos años tiene que trabajar un docente para jubilarse? O cuántos años podría resistir un docente a este ritmo. El sentido común me diría que muchas veces los procesos de enseñanza-aprendizaje (¡qué teorías, ni modelos, ni paradigmas!) se van al traste y por último nadie quiere meterse en problemas porque podría perder el puesto de trabajo. Hay que levantar evidencias y verificadores…papeles. Nada más.