Como es costumbre en el país, la fórmula para disminuir los subsidios a los combustibles, radica en subir los precios a las tres clases de gasolina y al diésel, dirigidos al sector automotor, camaroneras, atuneras y otras pesquerías. Petroecuador ha clasificado en 12 segmentos el empleo de derivados subvencionados, entre los que se encuentran el industrial, automotor y eléctrico.
Hasta el momento no se ha hecho un análisis referente al costo de los combustibles importados, con el uso recomendado de diésel, Nafta, GLP y otros en los diferentes sectores, que ahorrarían ingentes cantidades de divisas al país, con tan solo hacer algunos cambios en las maquinarias que no son muy costosos y podrían recibir incentivos tributarios por su implantación. El aprovechamiento del gas que se quema en los diferentes campos de petróleo se sumaría al ahorro de divisas. La revisión de los pozos exploratorios perforados por Texaco-Pecten en Manabí, donde se encontró gas en cantidades suficientes para consumo local, podrían ser aprovechadas en esa provincia. Los estudios fueros entregados al Ministerio de Energía y Minas de ese entonces. La producción de combustibles verdes sustituiría parte de la importación de aditivos para gasolina y diésel con la siembra de caña de azúcar en terrenos aptos, entre los que se encuentran los no utilizados por Yachay.
Como último, una política selectiva de importación de vehículos que utilizan gasolina, diésel y eléctricos, donde el rodaje, altitud y uso deben ser estudiados para optimizar el consumo y mejorar el medio ambiente.
En lo que se refiere al sector eléctrico, urge hacer un censo de la capacidad, sitio y usos, con el fin de ir incorporando su consumo a la producción de energía limpia que abastecen las plantas hidroeléctricas.