Acostumbrados a que los 4 poderes del Estado funcionaban como mandos medios del Ejecutivo durante los 10 años nefastos del correismo, ha dado como resultado muy pobre ambiente de falta de criterio propio e independiente en las acciones que son propias de las instancias del ordenamiento institucional del Estado que constan en la Constitución que rige desde el 2008.
La falta de fiscalización política de un aterrado poder legislativo, la entrega total de un poder judicial al Ejecutivo en sus juicios contra particulares e instituciones liderada por una Corte Constitucional entregada a permitir los desafueros del presidente, procesos electorales y de consulta popular con cuyo resultado se buscaba únicamente mantenerlo en el poder por parte de un Concejo Nacional Electoral comprometido con ese fin y que decir de una instancia llamada Concejo de Participación y Control Social que facilitaba la elección de los compinches políticos del gobernante a las altas funciones de las instituciones que no eran de elección popular. Y nos encontramos finalizando el año 2018 y han transcurrido casi dos años en que públicamente gracias a los medios de comunicación y de investigadores independientes se ha podido comprobar las atrocidades de la persecución política a los adversarios y de los manejos inmorales permitidas entre compadres. Pero la timidez da aceptar esa realidad por parte del Estado esta permitiendo nuevamente la impunidad. Seguimos siendo miedosos.