Carlos Rodríguez es el dueño de un centro de acopio de plátano en el cantón El Carmen, de Manabí. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO
Los estibadores de plátano manabitas usan repetidamente sus vestimentas opacadas que han perdido su color original debido a una capa negruzca esparcida en la prenda.
Adquiere ese tono por la caída de una sustancia espesa que vierte el producto y que se impregna como goma en la ropa.
Por ese aspecto que presentan camisetas o pantalones, los plataneros son conocidos en Manabí como los manchados. Es un seudónimo popular en el pueblo montuvio para identificar a las personas que trabajan en las empacadoras y plantaciones.
Marcelo Solarte, dueño de un centro de acopio en el cantón El Carmen, cuenta que los plataneros se ven obligados a utilizar por varias ocasiones camisas y camisetas para las jornadas de lunes a jueves.
Las colecciones de ropa manchada aparecen en los tendederos de las infraestructuras y son una forma de control para el dueño del lugar.
Una camisa colgada sobre un clavo adherido a la pared es una señal de que el platanero está en plena jornada, dice Solarte, mientras apila una racima del producto en el sector La Feria, en El Carmen.
Los trabajadores de las fincas incluso salen a las calles de esa ciudad para realizar diligencias personales con su vestimenta manchada.
Usan la camisa tipo guayabera y llevan al cinto el machete.
Alfredo Cedeño, historiador manabita, señala que los orígenes de los manchados se remontan al hombre del campo que para sus labores llevaba su sombrero, machete e infaltable camisa blanca.
Ahora las nuevas generaciones de plataneros poco emplean esa vestimenta tradicional y tratan de emplear las prendas ya en deshueso.
Según Carlos Rodríguez, otro platanero, al menos utiliza unas 10 camisetas para sus jornadas semanales en las plantaciones.
Los trabajadores de las plataneras también tienen sus propias historias y aunque siempre tienen que ver con las crisis, ellos las toman como experiencias del oficio.
Una de esas situaciones tiene que ver, por ejemplo, con los vientos y el invierno que azotan a la región. Ellos ven en esas épocas caer las matas de plátano al piso.
En el recinto La Raíz, Luis Cedeño asegura que hace seis años es abundante la cosecha en toda esa zona. Ese sector se ha caracterizado por tener una buena producción platanera, pero actualmente las alteraciones climáticas -principalmente por la falta de lluvias– representan un riesgo para estos productos.
Según Marcos Veliz, otro agricultor, en su finca ya se han caído varias plantas de plátanos. Tiene una platanera joven y en estos meses esperaba realizar la primera cosecha, pero gran parte está en el suelo. Lo mismo ocurre en otras tres fincas que hay en la zona.
Otra situación que enfrentan los plataneros y que es parte de su historia es la exigencia de un precio justo por las cajas de exportación. Al momento, existen varios costos y ellos piden que se hagan controles.
Galo Marquínez, otro productor, señaló que los agricultores viven abandonados, les aplican impuestos pese a que son el sustento de las familias. “En la actualidad no alcanza para nada y creo que mientras no haya una atención integral seguiremos afectados”.
El plátano de El Carmen es uno de los más apetecidos en la provincia manabita y en el país, y por eso los productores creen que además tiene un valor cultural y comercial. Una cadena productiva en la cual ellos son protagonistas. En esa zona hay unas 6 000 personas que se dedican directamente a la cosecha y empacado del producto.
En El Carmen se producen tres variedades: barraganete, dominico y maqueño. De las 40 000 hectáreas sembradas con esa producción en el país, el 40% corresponde a Manabí.
Productores
En El Carmen, alrededor de 12 000 personas de las zonas rurales se dedican al cultivo de plátano.
Sectores
En más de ocho recintos montuvios, la economía gira en torno a la producción y venta de plátano.
En Manabí
Al menos 50 fábricas de chifles en Manabí utilizan el plátano que es tratado por los ‘manchados’.
Venta
La producción banandera de Manabí se vende localmente, en otras ciudades y va para exportación.