Uno a uno, el centenar de asambleístas que tiene Alianza País llegó al Centro de Capacitación de la Contraloría General del Estado, en Pomasqui (noroccidente de Quito). La agenda fue la que anunciaron la víspera: analizar los resultados de las elecciones del 23 de febrero, tratar la reelección presidencial y promover un encuentro, que podría ser una cena, con Rafael Correa.
Fue una reunión hermética de algún modo. Antes de ingresar al complejo, algunos asambleístas daban su visión personal; otros, como la presidenta de la Asamblea, Gabriela Rivadeneira, prefirieron entrar por un costado y así no dar declaraciones.
De los que sí hablaron, creían que difícilmente llegarían ayer a una posición consolidada. Por eso, hasta el cierre de esta edición, no se pronunciaban. Gastón Gagliardo, representante del Guayas, esperaba que hubiera más talleres debido a la complejidad jurídica y política que significa modificar la Constitución para dar paso a la ampliación de la reelección. Los plazos, según dijeron algunos legisladores, sería marzo.
Pero la ‘re-reelección’ no está siendo debatida únicamente en Alianza País. Anoche debía reunirse el bloque de Creo para, de igual forma, tomar una posición conjunta. Por el momento, cualquier declaración de alguien de esta organización, primera minoría en la Asamblea, es personal, como la de Mae Montaño. Su negativa a la reelección se fundamenta en los cambios repentinos de opinión del Mandatario.
En una entrevista al diario El Telégrafo, del 20 de enero pasado, Correa dijo: “es un gran daño a la democracia que una persona sea tan indispensable, que haya que cambiar la Constitución para afectar las reglas de juego”. Luego, el 6 de marzo en una entrevista televisiva, dijo que “no podía excluir la posibilidad de ser reelecto” porque el panorama político había cambiado, la derecha quiere resurgir y que el proceso de la revolución ciudadana no se ha consolidado.
Por ello, la asambleísta Montaño asegura que no se está hablando del cambio constitucional sino de “una enmienda para estar a tono con los deseos o los intereses de una persona particular”. El cambio de posición de Rafael Correa, “en apenas 44 días” conllevaría a un peligro que repercutiría en la propia organización política que, hasta el 2017, estará una década en el poder.
“La incoherencia en la política se paga caro. No hay que jugar con la voluntad del pueblo. No se pude permitir que haya un propietario de Carondelet y el pueblo ecuatoriano no quiere un monarca”, advierte Montaño. Y se respalda en lo que ella llamó “la rectificadora“, cuya última expresión es la marcha atrás en la reforma que obligaba a los trabajadores independientes afiliarse al IESS, realizado por Fernando Cordero, presidente del Consejo Directivo de esta institución.
No piensa lo mismo el oficialista Mauro Andino, quien es además presidente de la Comisión de Justicia y Estructura del Estado de la Asamblea.
Para él, no es que Alianza País se mueve al ritmo del Mandatario. La organización tendría el suficiente número de cuadros para permitir una continuidad en Carondelet, pero se trata de un pedido realizado “en cantones y provincias”, en donde “se ha señalado que Rafael Correa debe continuar en este proceso de la Revolución Ciudadana”.
Pero otros, como el legislador Raúl Patiño, cree que hay otras necesidades inmediatas, como fortalecer y repotenciar al movimiento, para así garantizar la continuidad del modelo.
Las frases
“Es un gran daño (…)que haya que cambiar la Constitución y afectar las reglas de juego”.
Rafael Correa / 20 de enero
“No puedo excluir la posibilidad de ser reelecto como Presidente”. “El panorama cambió”.
Rafael Correa / 6 de marzo