Falleció otro de los grandes del teatro humorístico ecuatoriano, el señor Oscar Guerra, conocido como “Sarzocita” en el programa Estampas Quiteñas. Trabajó conjuntamente con el inolvidable señor Ernesto Albán Mosquera.
Impartieron alegría a los ciudadanos y causaron molestia a los gobernantes a quienes dirigían sus sátiras, burlas y mensajes.
La sola presencia de Ernesto Albán en el tablado del teatro, provocaba risa debido a su carisma y a las expresiones del rostro. El señor Guerra era su Ayudante. Actuaba igual en un tema que en otros, del mismo género.
Trabajando en el papel de líder del Partido Comunista, el señor Albán dirigía una arenga a los miembros del partido que, en aquella época y hasta ahora, no consigue despegar. Adelante camaradas, la revolución está a la vista. Terminaba con estas palabras de aliento: el Partido Comunista nos respalda. De entre los asistentes surgía una voz potente: ¿y quién le respalda al Partido Comunista?
Algo similar acontece ahora cuando fieles devotos del expresidente Correa le apoyan invocando el “respaldo” de Alianza País. Puede surgir una voz que pregunte: ¿y quién le respalda a Alianza País?
En otra Estampa presentaba a un turista, conducido en la visita a nuestro país por el señor Guerra (Sarzocita). Le informaba al señor Albán (en el papel de Evaristo Corral), elogiando el éxito de la gira y al turista por ser extranjero “proveniente de Bélgica”. Don Evaristo lo miró al turista, con actitud burlesca y le dijo: “Oiga, pero usted no tiene cara de belga”. Una carcajada emergió de los asistentes. ¿De qué se reían? No sé. Y nadie ha logrado explicarme hasta ahora.
En una tercera Estampa vernácula, Sarzoza preguntaba a don Evaristo: “Me han invitado a comer un timbushca: ¿qué es eso?” La respuesta: ¡vaya pues, con este gringo criollo! Vení acá, te voy a explicar: Timbushca viene de dos palabras griegas: timbus, que significa papas; y bushca, busca quién te de.
Sin duda alguna, estos dos grandes actores están en el cielo. Allí contribuirán a la mayor felicidad y alegría de ángeles y arcángeles, con Estampas ya no quiteñas, sino celestiales. Con seguridad, San Pedro no se perderá ninguna de sus presentaciones, aun descuidando un poco la puerta.
Nosotros, quienes quedamos en espera que la divinidad nos lleve también a su morada, continuaremos viviendo en este Ecuador de hoy, afectado por la pobreza económica, por tanto suceso negativo que siembra el miedo y la inseguridad no solo de los bienes materiales sino de la vida misma: asesinatos con crueldad nunca antes conocida; ladrones pululando por todas partes consumando sus fechorías sin recibir castigo; las constantes desapariciones de personas ante la angustia e impotencia de sus familiares y la ausencia de eficaz seguridad pública, etc,etc.