Que era una “estafa académica” llena de “falsedades”, que era “político”. Se dijo una mañana de abril de 2012, en otro de los constantes “enlaces” o cadenas nacionales cuya divulgación imponía el gobierno de Rafael Correa, respecto del “Informe sobre Derechos Humanos” correspondiente al año anterior (2011), publicado por el Programa Andino de Derechos Humanos (PADH) de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. En otro “enlace” se profundizó el ataque. En tres sabatinas, Correa personalmente se dedicó a agredir a la universidad, a las autoras y responsables del informe.
El documento, en forma fundamentada y profesional, ofrecía una visión sobre los derechos humanos en el país y mostraba, con pruebas, que se estaba incumpliendo la Constitución “garantista”, que había déficit de producción legislativa, que existían numerosos casos de criminalización de la organización y la protesta social, que los derechos colectivos y de la naturaleza estaban en inminente riesgo. Varios acápites del informe reconocían hechos positivos del gobierno e incluso publicaba un “Balance desde el Estado”, con pronunciamientos de la Defensoría del Pueblo y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
Ese era el tercer informe que se publicaba anualmente, siempre con el cuidado de contar con un balance objetivo y pronunciamientos de los organismos oficiales. ¿Qué había sucedido entonces? ¿Por qué semejante reacción del gobierno y de Correa personalmente? Es que el régimen había agudizado sus acciones represivas, que cada vez violaban en forma más constante los derechos humanos. El informe solo reflejaba la realidad y se lo conocía incluso en el Comité de la ONU en Ginebra. Pese a la avalancha del déspota, el informe no cambió.
A partir de eso, la agresión del gobierno de Correa contra la Universidad Andina Simón Bolívar se volvió abierta. Se le quitó sus recursos, la intervinieron todos los organismos del estado, se intentó imponerle un rector correísta, se anunció que se la expulsaría del país. La historia de la exitosa resistencia es conocida, pero se conoce menos que el informe sobre derechos humanos no fue eliminado, como era la intención del régimen. En 2012 y 2013 aparecieron otros y hace algunas semanas se publicó un texto que cubre de 2014 a 2016.
La publicación lleva el título: “Horizonte de los derechos humanos, Ecuador 2014-2016”. Son editores Gina Benavides Llerena y Carlos Reyes Valenzuela. Su estudio central es sobre la situación de los defensores y defensoras de derechos humanos en Ecuador. Incluye varios estudios de caso, que resultan de mucha actualidad. Los actores del despotismo pensaron que podían callar al Programa Andino de Derechos Humanos y a su informe. Estaban equivocados. Siguen cumpliendo sus funciones con seriedad y compromiso, sin recelo ni miedo.