“En redes sociales y en las calles, el video del profesor que pega a los estudiantes revivió el debate sobre la convivencia dentro de los planteles. “Un grupo de egresados mayores de 20 años, incluso uniformados, así como padres de familia y estudiantes protestaron ayer en los alrededores del Mejía” “En las cuentas de redes sociales de egresados y estudiantes del Mejía, varios llamaron al inspector “segundo padre” y respaldaron sus métodos”. (EL COMERCIO, 19 de junio, 2018)
Cuando los “Mejías” salieron a la calle y se enfrentaron con la Policía, en favor del profesor que había golpeado a estudiantes, con un palo, donde la espalda pierde su nombre, se produjo –de una parte- rechazo contra los alumnos que defendían al profesor autor del golpe. Otros, en cambio, denostaron contra el maestro y avivaron antiguas frases: “la letra con sangre entra”; se debe utilizar el diálogo.
Al Mejía –y a otros colegios- algunos llegan de hogares deshechos, en los que ven a su padre maltratando física y psicológicamente a su madre.
Con semejante ejemplo hogareño, son difíciles de educar. Es verdad que la violencia física, el castigo no son soluciones, pero sí se producen casos semejantes, deberían convocar a los progenitores, informarles lo que está sucediendo con su hijo y pedirles cooperación desde el hogar. Si a pesar, se repite hasta tres veces la conducta irregular, el colegio tendría derecho a expulsarlo.
No se trata solamente de “enseñar” materias, sino también de “educar”.
El joven entre 15 y 18 años forma su personalidad fundamental. En ese lapso debe recibir la máxima enseñanza de valores: autoridad, jerarquía, disciplina, respeto, caballerosidad, puntualidad y esfuerzo.
Recordemos al Inspector General señor Genaro Fierro, el inolvidable “Pupo” quien sin látigo ni palo mantenía disciplina consciente de que el alumno debe ser esforzado, honorable, tenaz y valiente. Conjuntamente con el profesor de Educación Física, señor Jorge Flor, el Mejía obtuvo record de éxitos en competencias deportivas. Bajo la rígida conducción del General Frank Vargas, la Banda de Guerra del Colegio adquirió fama internacional. Averigüen la labor del montañista señor Fabián Zurita, forjador de jóvenes en vacaciones, alejados de su familia, cultivando la solidaridad, el honor y el esfuerzo.
En agosto del 2008 un grupo de Mejías celebró el aniversario 50 de su graduación como Bachilleres. Agradecieron haber sido formados en valores y para hombres de bien. Volviendo al pasado, uno tomó la guitarra y todos entonaron su canción colegial: Soy del Mejía, guambrita; ay caramba/aunque tu taita no quiera, ay caramba, soy del Mejía, guambrita. ¿A quién agradecieron? A uno de sus profesores exigentes: el honor me correspondió y por ello doy fe. El Mejía no debe olvidar su tradición de dignidad y hombría.