Los participantes de la vigilia solidaria por el equipo periodístico secuestrado en la frontera expresaron preocupación, tras conocer la desaparición de una patrulla en la zona fronteriza con Colombia. Foto: EL COMERCIO
La noche de este jueves 17 de mayo del 2018 se realizó otra vigilia solidaria para recordar al fotógrafo Paúl Rivas, al reportero Javier Ortega y al conductor Efraín Segarra, integrantes del equipo periodístico de EL COMERCIO, quienes fueron secuestrados y asesinados por grupos disidentes de las FARC.
El encuentro fue en la Plaza Grande del Centro Histórico de Quito. A más de amigos y compañeros también estuvo la agrupación quiteña de música alternativa Guardarraya, cuyos integrantes se solidarizaron con los familiares de las víctimas.
En el ambiente había preocupación. La gente comentaba sobre lo que ocurrió con los militares desaparecidos en esta semana. Álvaro Bermeo, vocalista de Guardarraya, dijo que “es una pesadilla hecha realidad. Ocurre lo que los ecuatorianos pensamos que nunca nos iba a pasar. Es una tristeza e impotencia terrible”.
Ante lo que ocurre, él cree que la lucha de los ecuatorianos debe concentrarse en preservar la paz como lo más valioso.
La vigilia solidaria por el equipo periodístico secuestrado en la frontera se concentró en los exteriores de la Catedral, en la Plaza de la Independencia del centro de Quito. Foto: EL COMERCIO
Entre cada canción, los asistentes no dejaban de recordar a los periodistas con los gritos: “¡Por Paúl, Javier y Efraín nadie se cansa!”. Sobre las gradas de la Iglesia de la Catedral se colocaron pancartas con sus fotografías.
Santiago Villacís fue compañero de colegio de Paúl Rivas. A su criterio, lo que ocurrió con los militares desaparecidos es algo que sorprende a los ecuatorianos.
“Parecía que estábamos aislados de los problemas en la frontera y eso solo nos abre los ojos”, manifestó. “Yo estuve con Paúl un día antes de que se vaya y luego lo secuestraron. Es muy difícil evaluar cuando hay poco acceso a la información y se desconoce lo que está pasando”.
Para Yadira Aguagallo, allegada de una de las víctimas, lo que pasa en la frontera es desconcertante. “Es demasiado doloroso. Asesinaron a tres y estas cosas siguen pasando ¿en qué nos estamos convirtiendo? ¿qué pasa en la frontera? ¿por qué no somos capaces de detener lo que pasa?”, cuestionó.
La gente coincidió que es doloroso lo que ocurre. “Es un llamado de atención, no solo a nivel de autoridades, sino para que la ciudadanía tenga un pensamiento más crítico de lo que ocurre”.