La nueva entrega de God of War presenta a Kratos con algunos años encima, una larga barba y un hijo a quien debe guiar por el mundo de la mitología nórdica. Foto: PlayStation
El retorno de Kratos a la PlayStation vino marcado de grandes elogios por parte tanto de ‘gamers’ como de desarrolladores de juegos a escala global.
God of War ha recibido las más altas calificaciones en los portales de crítica especializada de videojuegos.
Y hay razones de sobra para que esto haya ocurrido. Este nuevo título de Santa Monica Studio abandona la fórmula por la que muchos estudios desarrolladores de juegos han optado. No hay modo multijugador, nada de microtransacciones, y nada de ‘contenido extra’. God of War es un juego completo, con una experiencia propia y una historia bien narrada.
Los momentos cinemáticos del juego permiten contar una historia interactiva conjugando las partes de juego con la historia narrada. Es un estilo que ya se ha explorado antes en juegos como Horizon Zero Dawn o The Last of Us.
La historia básica presenta a Kratos y a Atreus, su hijo, quien espera darle un buen fin a las cenizas de su madre. Kratos ha pasado de ser el gran justiciero de los dioses griegos a ser el mentor de un pequeño que intenta aprender a cazar y a defenderse en el inhóspito mundo de la mitología nórdica.
El nivel de dificultad es retador: a diferencia de otros juegos en los que Kratos asesinaba a quien sea de uno o dos golpes, en este juego se requiere de un tanto más de técnica y precisión para realizar los ataques y para bloquear o esquivar aquellos ataques de los enemigos.
El juego permite cuatro configuraciones de dificultad. La más sencilla es para quienes disfrutan más de la historia. El segundo nivel sugiere una ‘experiencia balanceada’ entre la historia y la experiencia de juego.
El tercer nivel es para quienes buscan un reto, por lo que será más complicado y requerirá más atención a las peleas y el combate. Y por último está el modo God of War. Los usuarios pueden cambiar en cualquier momento la dificultad del juego si han elegido cualquiera de las primeras tres opciones.
En la cuarta modalidad no hay vuelta atrás: quien quiera cambiar la opción o esté atrapado en alguna parte del juego debido a su dificultad deberá comenzar el juego desde cero.
Otro tema que requiere atención es el sistema de progresión del juego. Aunque no es en extremo complicado, si se necesita estar atento para revisar por pormenores de las actualizaciones para el arma, la armadura y los diferentes ataques de Kratos y de Atreus, el hijo del dios de la guerra, quien es ahora parte no solo de la historia, sino también de la jugabilidad.
El sistema de ataque para este juego se basa en los gatillos del control Dualshock 4, lo que lo diferencia notablemente de las anteriores entregas de God of War. Las anteriores entregas basaban los ataques en el uso de los botones, y en el juego actual, los botones del control se utilizan más para controlar a Atreus y para realizar diferentes acciones, como saltar, o leer anuncios dentro del juego.
Esta sutil diferencia puede ser crucial para quienes han jugado las entregas anteriores de este juego y han vivido la evolución de Kratos. Quienes acuden a su memoria táctil en momentos de una pelea, pueden llevarse más de una sorpresa cuando al intentar atacar con toda la furia de Kratos, presionan en botón de cuadrado y en lugar de aterrizar una golpiza contundente, lo único que consiguen es que Atreus dispare algunas flechas al enemigo.
God of War justifica su calificación de M dictada por la ESRB o de 18 bajo el estándar de la PEGI: el nivel de sangre y violencia es claro y notorio. Las combinaciones de golpes que ejecuta Kratos pueden ser en extremo violentas, y algunas de las temáticas tratadas definitivamente son dignas de una audiencia con un grado de madurez.
La evolución de Kratos
Una notebook para tareas básicas