Tres sillones verdes, una mesa pequeña y una planta grande adornan la sala de asesoría de la Cruz Roja, en el Centro de Quito.
En este pequeño cuarto, de 3 m por 6 m, de paredes amarillas y vidrios catedral, muchas vidas se han transformado. Es allí donde Cristóbal González, coordinador de la Asesoría de Pruebas Voluntarias (APV), da la noticia a las personas portadoras de VIH.
Dos cajas de pañuelos desechables están sobre la mesa, para secar las lágrimas de alegría en unos casos y de dolor en otros. En el 2009 se atendió a 12 000 personas. Entre 25 y 40 al día.Todas las personas que deciden hacerse la prueba de VIH en la Cruz Roja reciben una asesoría previa. González les explica en qué consiste el examen de laboratorio. Les dice que deben realizarse una primera prueba (Elisa) y si esta es positiva, es necesaria otra prueba confirmatoria, conocida como Western Blot.
Unas 48 horas después de las pruebas, el resultado se entrega personalmente al paciente. En esta fase, González entra nuevamente en escena. La estrategia para acercarse a las personas es su lenguaje: “Soy franco y directo”.
Antes de entrar a la sala respira profundo y se relaja. Su apariencia informal (cabello largo, jean, chompa y calzado deportivos) genera confianza en los demás.
Para este galapagueño de 40 años, lo más doloroso es dar la noticia a adolescentes y mujeres embarazadas. Él recordó que en una ocasión le entregaron un examen positivo a una niña de 13 años.
“Este caso me desmoronó y tuve que ir al baño a llorar”.
González orienta a las personas con VIH para mejorar su calidad de vida. “Conozco personas que ya viven 14 años con el virus”.La asesoría abarca desde temas de nutrición. Por ejemplo, para estas personas está prohibido el alcohol y el tabaco. También les habla de asuntos legales, porque la ley no permite pedir un examen de VIH en empresas o centros educativos.
En el quinto piso de la Cruz Roja trabaja David Castellanos, coordinador del Programa de Juventud, su fin es la prevención.
Hace 10 años, su primera asesoría fue a una adolescente de 15 años con VIH. Esto le marcó su vida. “Pienso en mis tres hermanas, no quisiera que les pase lo mismo”. Hoy ha conformado 18 brigadas en diferentes colegios de la provincia. Junto a él trabajan Pamela Herrera, de 18 años, y Mauricio Narváez, de 21.Herrera recordó que una de estas brigadas llegó a su colegio. El Coordinador les pidió que escribieran los nombres de las tres personas que más quieren y luego imaginaran que una de ellas tiene VIH. “Este hecho despertó mis ganas de ayudar a los demás. No es suficiente con que solo yo esté informada, hay que actuar”. Así se vinculó a este trabajo como voluntaria, desde hace ocho años.
Las personas con VIH también encuentran en la Cruz Roja grupos de apoyo. Ricardo Jiménez, coordinador Nacional del Comité de VIH, indicó que los voluntarios les guían a otras instituciones, dependiendo de su edad, condición y orientación sexual.Para González, la discriminación es consecuencia del desconocimiento. A pesar de ello, considera que sí existe gente tolerante en la capital. “Conozco familias y jóvenes que trabajan por las personas con VIH”.
En esto coinciden Castellanos y Jiménez, quienes opinaron que trabajar con personas con VIH los hace más humanos. “Aquí nos encontramos con diferentes realidades y ayudamos”.
En la Cruz Roja se respeta la confidencialidad, el personal firmó un acuerdo que es vitalicio.
Los costos y horarios
La primera prueba, Elisa, cuesta USD 6,50. La segunda, la Western Blot, vale USD 50,60. En las dos pruebas, el paciente recibe asesoría. Los resultados se entregan 48 horas después.
El horario de atención de las asesorías es de 07:30 a 12:00 y de 12:00 a 16:30. Cristóbal González y Sandra Samaniego son quienes dan las asesorías.
En el área de laboratorio para las pruebas de VIH, asesoría y entrega de resultados solo se permite el ingreso del paciente. Se respeta el derecho de confidencialidad.