En las calles Ana Paredes, Juan de Alcázar, Joaquín Enríquez, en el sector de El Camal, en el sur de la ciudad, en los montículos de cenizas donde se quemaron los monigotes de fin de año se encontró todo tipo de material.Además del aserrín quemado se amontonaron fierros viejos, madera, ramas secas, vidrios, llantas y pedazos de cauchos. Estos materiales quemados generan contaminación en el aire, según los técnicos de la Corporación para el Mejoramiento del Aire de Quito (Corpaire).La entidad, a través de seis estaciones que tienen equipos de control de la calidad del aire, trabaja desde hace cinco años en la medición del aire contaminado. Así, según el estudio de Corpaire, cada 1 de enero, desde las 00:00 hasta las 08:00, hay altos niveles de contaminación.
Desde el 2005, el más alto ocurrió el 1 de enero del 2010. Ese día, los equipos de monitoreo de El Camal detectaron que el material particulado fino, producto de la combustión de los años viejos, llegó a niveles elevados. Se registró un aumento de partículas nocivas, en un promedio de 82 microgramos por metro cúbico.
Bladimir Ibarra, técnico de la Corpaire, explica que hay una norma que determina que no se debe superar los 65 microgramos por metro cúbico de partículas nocivas. En El Camal se calculó que hubo, en promedio, 110,5 microgramos por metro cúbico.
Los datos del 1 de enero del 2011 se difundirán en los próximos días. Sin embargo, durante el fin de semana, en los alrededores de El Camal, las escenas de todo tipo de material quemado se volvieron a repetir, como hace un año.
La recomendación hecha por el Cuerpo de Bomberos y otras organizaciones de no rellenar los monigotes con aserrín y no quemar llantas, materiales contaminantes y explosivos no se cumplió.
Walter Oñate, vecino del sector, estaba molesto porque hasta el mediodía del sábado el viento todavía levantaba las cenizas. Él quemó un muñeco lleno de viruta, papel, cartón y ropa.
A la madrugada del sábado hizo una fogata colocando plásticos sobre el fuego para abrigarse. Estuvo desde la 01:30 hasta las 04:00 y eso le generó molestias en su nariz y garganta.
“Nadie hace muñecos con papel. Con mi familia pasamos la madrugada junto a la fogata. Me arde la garganta. Es una costumbre quemar al año viejo. Hay malos vecinos que ponen todo tipo de cosas en la candela. Algunos dejan hasta ropa”, dice Oñate.
Las otras zonas donde hay índices elevados, además de El Camal, fueron Cotocollao, en el norte, y el Centro de la ciudad. En la primera zona, en el 2009, se marcaron 88,4 microgramos por metro cúbico y en la segunda, 84,6.
Ibarra recomienda evitar varias horas al aire contaminado. Especialmente para mujeres embarazadas, niños, ancianos y personas con problemas respiratorios.
El neumólogo Oswaldo Flores detalla que las partículas gruesas pueden afectar más a personas que tienen asma, problemas respiratorios y pulmonares. “Es el mismo problema que puede generar el esmog de los buses urbanos que circulan todos los días”.