Ese es el título del artículo publicado hace unos días en “El Comercio” por el abogado León Roldós. Si bien los hechos que ahí se relatan son muy ciertos, no estoy de acuerdo con la conclusión a la que aparentemente lleva el artículo: “Pobres funcionarios públicos que fueron maltratados y ordenados por Correa, ahora Lenín los trata mejor.” Cuando un funcionario es honesto y tiene ética profesional no se le puede dar órdenes para que realice acciones contra su conciencia. Lamentablemente en los años pasados Correa se rodeó de gente, con poquísimas excepciones, dispuesta a lo que sea por llenarse de dinero a manos llenas y fueron participes y cómplices de la corrupción reinante. Si hubiera existido algo de ética y decencia no le hubieran permitido al mandamás tener libertad para hacer lo que le daba la gana. Pero dejaron la ética de lado para integrar la clase de nuevos ricos que ahora asoma en el país. Y son los mismos que nos siguen gobernando.