En el Ecuador, con las sabatinas, pensábamos que Rafael Correa era omnipresente. Nos llevaba a recordar el pasaje bíblico de Mateo 25, 34-36, 41-42-43: “Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver”(…) “ dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber, fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis”.
Cada sábado identificaba a los buenos de su gobierno, sus obras, sus acciones y sus contratos; y, satanizaba a sus críticos, sobre todo a los medios de comunicación cuyos ejemplares rompía.
Pero, estábamos equivocados.
El reciente lunes 27 de noviembre, en la Corte Nacional de Justicia, en la audiencia de juzgamiento del Vicepresidente Jorge Glas, su tío Ricardo Rivera, y otros, por la asociación ilícita con Odebrecht, el doctor Alexis Mera, abogado de mucha experiencia, asesor jurídico en los diez años de la Presidencia de Correa, afirmó “.. confiamos – lo dijo, así en plural- en lo que nos decía Glas”, agregando que el Presidente no conoció “los detalles del acuerdo con Odebrecht”.
Mera mencionó también el caso del Poliducto Pascuales-Cuenca como “un proyecto innecesario, absurdo para el país, y con un valor exorbitante” entregado a Odebrecht, que Correa no lo conoció y que cuando se enteró separó al Ministro Coordinador de los sectores estratégicos, Rafael Poveda. Ahí habría un desfase en el tiempo.
El contrato –con el pago del anticipo- se inició en octubre del 2013, entonces, se habló de un costo de USD 400 millones, ahora se estima que llegará a costar más de USD 600 millones. Poveda renunció el 22 de septiembre del 2016. .¿Tres años se demoró Correa en conocer de ese contrato?
Y el propio Correa en Guayaquil, el sábado 25 de noviembre, dijo: “Siempre supimos que Lenín Moreno era un tipo sin convicciones, lo que no sabíamos es que era traidor, un impostor profesional” (…) “Yo creo que cometí un error que en política no se puede cometer, ser ingenuo”.
Al no haber sido omnipresente, sino, por propia confesión, quizás ingenuo, ¿Rafael Correa no respondería de esa especie de “feria de la alegría contractual” que Lenín Moreno acusa que fue una práctica sistémica y que el fiscal Carlos Baca Mancheno puntualiza como asociación para delinquir?