En mayo de 1930, la inflación anual fue, por primera vez en ese año, negativa. Y ese -2,3% fue el arranque de un período de caída de precios que duraría hasta fines del año 1932. En realidad, ese fue el último período largo de una deflación importante que ha vivido el Ecuador.
Una deflación es una caída del nivel general de precios y la información del Banco Central señala que, entre mayo de 1930 y octubre de 1932, los precios de los “productos de consumo interno”, cayeron en 40%. En otras palabras, aquello que en mayo de 1930 costaba 1 sucre, un año y medio después costaba sólo 60 centavos.
En esa época, la causa de la deflación fue la caída del circulante, todo conectado con el sistema de convertibilidad que regía desde la fundación del Banco Central en 1927. El problema es que desde la gran crisis de Wall Street en 1929, el país sufrió una importante salida de divisas. Como teníamos convertibilidad, por cada dólar que salía del país, se destruían cinco sucres.
Dado que el mundo entero estaba en crisis, nadie compraba nuestros productos y por eso teníamos una balanza comercial negativa. Por otro lado, y como siempre pasa en momentos de pánico, la gente buscó “refugio” en monedas seguras y empezó a vender sucres y a comprar dólares.
El hecho final es que entre diciembre 1929 y diciembre 1931, el circulante en el país cayó en una tercera parte, lo cual es un ajuste tan duro que obligó a rebajar precios.
Las deflaciones son fenómenos económicos muy raros, porque desincentivan el consumo y la producción. Hacen que consumir sea menos atractivo porque, si los precios están bajando, es preferible aplazar cualquier consumo a la espera de que las cosas cuesten menos. Y también desincentivan la producción porque cualquiera duda en comprar materias primas y esforzarse en convertirlas en un bien de consumo si, al momento en que esté terminado el producto habrá que venderlo más barato.
Las deflaciones también complican a los deudores, porque si los precios bajan, algún momento también bajan los ingresos. Y cuando los ingresos caen (ya sea de las empresas o de las personas), es más complicado pagar cualquier deuda.
Por eso y por todas las secuelas de la crisis mundial, la situación del Ecuador en esa época era muy difícil. Cuán mala sería que el presidente Ayora, en su Informe a la Nación de agosto de 1932, señaló que “El estado general de las actividades del país que, en el año anterior empezaron a experimentar menoscabo […], ha empeorado en el año actual”.
En febrero de 1932 el presidente Baquerizo Moreno terminó con la convertibilidad y, si bien logró sacar a la economía de la deflación, hundió al país en una época de instabilidad y populismo que duró casi dos décadas.