Columnista invitado
El domingo pasado hubo elecciones en Alemania, resultando ganador el CDU-CSU, partido de la Canciller Angela Merkel, con apenas el 33% de los votos, 8% menos que en 2013.
El segundo partido más votado fue el SPD, socio del CDU-CSU en el parlamento alemán, con 20,7%, 5 menos que en 2013, registrando ambos partidos su peor resultado electoral.
Martin Schulz, cabeza del SPD, ha anunciado que no renovará su pacto con el CDU-CSU, poniendo en aprietos a Merkel.
Pero ¿por qué afecta la composición del parlamento alemán al gobierno de Merkel? Pues porque el sistema de gobierno en Alemania es parlamentario, lo que en resumen significa que el jefe de gobierno (equivalente al presidente en los sistemas presidenciales como el de Ecuador), no es elegido en votación directa por los ciudadanos, sino por el parlamento.
Así, el hecho de que Merkel no tenga mayoría absoluta en el parlamento y que su principal socio haya dado un paso al costado, significa que tendrá que buscar nuevos aliados a fin lograr votos suficientes para ser nombrada nuevamente Canciller, por lo que aún no tiene un nuevo periodo asegurado.
Sin embargo, esto no obstó para que, ni bien anunciados los resultados, empiecen a circular bochornosos mensajes de asambleístas y miembros de Alianza País en que se pretendía comparar el triunfo (relativo), del partido de Merkel por cuarta ocasión con los 3 periodos consecutivos de Rafael Correa, tratando de darles un tinte democrático a la intención que tuvo éste de perennizarse en el poder.
Más allá de varias diferencias importantes entre los dos sistemas, una fundamental es que el presidencialismo tiene una fuente de legitimidad dual, una para el presidente y otra para el parlamento, mientras que, en el parlamentario la fuente de legitimidad es una sola. Es decir, en el sistema presidencial hay una votación para la elección de presidente y otra para la de legisladores, en el parlamentario se vota únicamente por legisladores.
Eso incide en el tipo de sistema electoral de cada uno y en la reelección, que para los legisladores en los sistemas parlamentarios casi siempre es indefinida, lo que permite la profesionalización de la política y la estabilidad democrática.
En el presidencialismo, la reelección del presidente siempre debe estar limitada a fin de no generar caudillismos que debiliten la democracia, como hemos visto en Ecuador los últimos 10 años.
Otra diferencia sustancial es que en Alemania hay institucionalidad y el organismo electoral no se debe al oficialismo.
Que un ciudadano común ignore las particularidades y diferencias entre ambos sistemas es comprensible, pero que existan legisladores, que son quienes elaboran y promulgan leyes, que las desconozcan, sobre todo con relación al funcionamiento del sistema electoral y a la posibilidad de reelegirse, es vergonzoso.