El Gobierno necesita financiar el presupuesto del 2018 y tiene tres formas de conseguirlo: impuestos, deuda y petróleo. La primera dependerá de las propuestas que se presenten mañana, producto del diálogo con los empresarios. El sector productivo pide una menor carga tributaria, lo que implicará menos ingresos fiscales en el corto plazo, mientras se reactiva la producción.
La segunda es la clásica: contratar más créditos, pese a que el actual ritmo de endeudamiento es insostenible. El Ministerio de Finanzas trabaja para reducir el riesgo país con el objetivo de colocar nuevos bonos en el mercado internacional de capitales, a menores tasas de interés. Hará un uso intensivo de las líneas de crédito en los organismos multilaterales y seguirá usando la liquidez del Banco Central. La reestructuración de la deuda tomará un buen tiempo.
Con limitantes por el lado de los tributos y los créditos, la venta de petróleo salvará la caja fiscal el próximo año. El barril de crudo se ha estabilizado en alrededor de USD 50 para el crudo West Texas Intermediate (WTI), lo que ubica al crudo ecuatoriano en unos USD 45. Este precio ayuda a cubrir costos de producción, pagar deudas atrasadas y financiar obras de inversión.
Hasta marzo del próximo año, sin embargo, Ecuador se comprometió con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) a bajar su producción en 26 000 barriles diarios. Si el cartel petrolero mantiene su política de recortes, Ecuador tiene tres opciones: incumplir el acuerdo -como lo ha hecho hasta ahora de manera parcial-, salirse del cartel o pedir un trato preferencial, como lo han hecho otros miembros de la OPEP.
La decisión de pertenecer a la OPEP es una camisa de fuerza para el Gobierno, cuyo objetivo es aumentar la producción a 700 000 barriles diarios hasta el 2021. Eso significará aumentar un 28% la extracción de crudo, lo que implicará enormes inversiones de los sectores público y privado. ¿Quién invertirá si hay el limitante de la OPEP?