Las tensiones políticas entre los políticos de la Comunidad de Cataluña y el Gobierno de España continúan a un par de semanas de la convocatoria a un referendo que España considera ilegal. El tema pasa por interpretaciones del concepto de Estado y de las referencias culturales y de los orígenes diversos.
Las autoridades autonómicas exigen un referendo de independencia y así lo notificaron al presidente del Gobierno Español, Mariano Rajoy, con copia al Rey Felipe.
En los resultados de las últimas elecciones de 2015 se puede ver a una región dividida. Los partidos que abogaron por la autonomía sumaron el 47,6% de los votos entre todos y los que sostienen que Cataluña debe seguir siendo parte de España, son el 51,28%. El separatismo perdió las elecciones pero los autonomistas ocupan los espacios de poder.
Nadie puede desconocer una historia que viene de antiguo y que marca la riqueza pluricultural. Poblados distintos, orígenes étnicos diferentes, lenguas propias y hasta dialectos componen un variopinto mapa que junta en la historia a reinos diferentes, guerras, tratados de paz y acuerdos políticos. Luego del Gobierno de la República, la cruenta guerra civil que dejó cerca de un millón de muertos consolidó la unidad bajo el férreo concepto nacional de la dictadura de Francisco Franco.
Durante años Cataluña se nutrió del esfuerzo de millones de trabajadores procedentes de distintos sitios de España, sobre todo de la paupérrima Andalucía, que ahora algunos separatistas extremos intentan denigrar. La monarquía parlamentaria dio espacio para que todas las corrientes nacionalistas tengan voz y escaños en el Congreso de los diputados y el Senado.
Catalunya quiere ser independiente. Dejaría la Unión Europea, y la fragmentación de España podría traer tiempos difíciles.
La Constitución de España no contempla el derecho de secesión. La convocatoria sería espuria. Las tensiones están a la vista.