Los centros comerciales del sur y las calles del centro y norte de Quito acogieron a menos gente que en los días previos a la Navidad.
Durante el mediodía de ayer, en Ciudad Comercial El Recreo y en el Quicentro Sur, las familias se paseaban, pero sin estar ataviados de fundas o paquetes. “El número de gente fue mayor en los días pasados, ahora incluso ya no llevan paquetes”, dijo Romel Reyes, quien atiende en una de las islas comerciales en El Recreo.
Esta opinión la compartió María Espín, una asistente contable, quien se dirigió a comprar sus últimos regalos y se encontró con el almacén Juguetón cerrado. Para ella, el flujo de gente bajó y en los almacenes ya no se encontró con aglomeración. Por citar un ejemplo, el sábado pasado, Espín no pudo comprar en ese sitio los juguetes para sus dos sobrinos, porque, al ver filas de unas 60 personas en cada caja, prefirió hacer las compras en el Megamaxi.
Allí, la fila era similar. Sin embargo, tenía que comprar los víveres que le hacían falta para su cena. Ella cuenta que mientras esperaba su turno escogió el libro ‘En espera de la noche’, de un autor cubano, para distraerse. “Leí la introducción y la mitad del primer capítulo, mientras esperaba para cancelar”, enfatizó.
La misma tónica se vivió en el Quicentro Sur. Allí, el sábado pasado, las filas de aproximadamente 20 personas en los cajeros parecían interminables. Estos aparatos no dejaban de entregar dinero. En cambio, ayer, las filas no superaban las tres personas.
Incluso, los patios de comida de estos centros comerciales lucieron con pocas personas.
Para Juan Vera, vendedor de jugos en una isla en El Recreo, la afluencia de poca gente tiene una explicación: “Los domingos la gente llega en horas de la tarde”.
En la avenida Maldonado, en el sur, el paso de los buses convencionales fue lento. La concurrencia de vehículos en las inmediaciones del centro comercial fue menor, aunque los parqueaderos de la parte alta se llenaron, según informó Alonso Baca, repartidor de tiques de estacionamiento.
Juan Carlos Mier llegó a El Recreo con su esposa para ver una película. Ellos viven en Cutuglagua, en el sur de la urbe. “Las calles están botadas y se puede manejar sin estresarse”, dijo Mier, quien con una sonrisa completó la frase “ojalá fuera siempre así”.
Esto no varió en el norte y centro de la ciudad. La circulación vehicular fue fluida. En el parque La Carolina, ubicado en las avenidas Naciones Unidas y Shyris, la afluencia de vehículos fue escasa. Los pitos dejaron de sonar. Nueve carros estuvieron parqueados frente a la Tribuna de los Shyris.
Magdalena Fierro llegó hasta el Quicentro Shopping junto a sus hijos, en un Corsa Evolution. Ella vive en San Isidro del Inca y el tiempo de viaje fue de 13 minutos. “No hay congestión. En la tarde de ayer, en el mismo recorrido, me tardé unos 40 minutos”.
El ciclopaseo se mantuvo. En los parques La Carolina, El Ejido, La Alameda y a lo largo de la ciclovía varios infantes, como Carlos Meléndez, de 10 años, estrenaron su regalo de Navidad: una bicicleta.
Asimismo, en el Centro Histórico, el programa Domingos de Peatonalización se realizó con normalidad.
Por la calle Guayaquil, desde San Blas hasta la Plaza de Santo Domingo, la circulación de vehículos particulares fue escasa.
Únicamente el paso de las unidades del trolebús y uno que otro taxi se vio al mediodía de ayer.
En la parada de la Plaza Grande del servicio integrado del trolebús, una de las que registra la mayor concentración de pasajeros, no hubo filas para abordar las unidades que se dirigían al sur.
Los automotores que se dirigían al sur poseían asientos disponibles. En cambio, en los articulados con destino a Quitumbe (sur) algunos usuarios iban de pie.