La historia y la naturaleza confluyen en la parroquia Atahualpa (antes parte de Perucho), en el límite entre Quito y los cantones Otavalo y Pedro Moncayo.
Esta población se levanta en lo que fue el territorio de la cultura Caranqui, de la cual se conservan aún ciertos vestigios. La iglesia de Atahualpa se empezó a construir en 1923 y en ella reposa una imagen de la Virgen de El Quinche, sobre una antigua piedra. Entre los atractivos naturales de esta parroquia está el bosque protector Mojanda Grande, que ocupa parte del cerro Fuya-Fuya y que tiene tres lagunas. En las amplias zonas verdes de Atahualpa se organizan cabalgatas que se dirigen hacia poblaciones como Tabacundo.