Un amigo decía “que la prostituta del siglo 21 es la técnica”; se refería al informe de un laboratorio en Bogotá que decía que el glifosato destruía únicamente las plantas de coca y hasta tenía propiedades fertilizantes; mientras los laboratorios del mundo decían que es mortal y los ecuatorianos vivimos sus consecuencias destructivas.
Hoy sorprende que los “técnicos” que defendían hasta hace dos meses varios temas brillen por su ausencia o hayan cambiado radicalmente su posición ante el mismo fenómeno; por ejemplo, hasta hace dos meses la tabla mínima de referencia para el consumo de drogas que diferencia al consumidor del traficante era justa, práctica, reconocía una realidad social –por lo menos así la defendían, hoy pregonan lo contrario, y aceptan la propuesta que desaparezca.
Hoy resulta que el dinero electrónico sí pueden manejar los bancos privados cuando hasta hace dos meses era pecado. Hasta hace dos meses no había presos políticos hoy salen libres porque así son reconocidos.
Siempre me enseñaron a desconfiar de quienes ejercen cargos públicos de carácter electoral y digan “que no son políticos” que son “técnicos” y estos que ayer defendían que era ilegal que la Conaie tenga esa vivienda hoy no dicen absolutamente nada cuando –con acierto- se la devuelve.
Han dejado solo al ex presidente, que defienda lo que técnicos explicaban en las sabatinas; no conocen de coherencia ni de lealtad, ambigüedad, esa capacidad de mutar; esencia de la insoportable levedad de la tecnocracia.