Los obispos de la Iglesia católica de Argentina iniciaron hoy, 2 de mayo de 2017, su asamblea plenaria semestral, en la que, además de analizar diversos temas pastorales, escucharán a familiares de víctimas de la última dictadura (1976-1983).
Con la asistencia de 89 obispos y 2 sacerdotes administradores diocesanos, más casi 40 prelados eméritos invitados, la 113 Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) se celebrará hasta el próximo sábado 6 de mayo en la localidad bonaerense de Pilar.
Las deliberaciones comenzaron esta tarde con el habitual “intercambio pastoral”, en el que los obispos presentan libremente sus inquietudes y reflexiones sobre temas diversos.
Luego se celebró una misa, presidida por José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz y presidente de la CEA.
En su homilía, Arancedo dijo que Argentina se ha “acostumbrado a una cultura del enfrentamiento, la violencia y la anomia” que la “debilita” como nación y sostuvo que es misión de la Iglesia “contribuir con su palabra a una cultura del encuentro”.
“Esta actitud de la Iglesia de promover una cultura del encuentro y fortalecer lazos de amistad social, como de privilegiar el cuidado y la atención de los más necesitados no es una estrategia, sino un compromiso de su fe en Jesucristo“, señaló el arzobispo.
Según informó la CEA, entre otros asuntos, durante la asamblea se presentará una propuesta de trabajo para la prevención de abuso de menores y adultos vulnerables.
El tema fue anticipado en la última reunión de la Comisión Permanente de la CEA y ahora será puesto a consideración del plenario de obispos.
Por otra parte, los obispos anticiparon hoy que durante esta reunión darán inicio a un “tiempo de reflexión” sobre los acontecimientos ocurridos durante la última dictadura militar.
Este proceso, según explicó la CEA en un comunicado, comenzará con la escucha de algunos testimonios de familiares de víctimas del régimen de facto.
“Esta primera etapa se limitará exclusivamente a la escucha de algunos testimonios y no al intercambio entre los participantes. Se ha invitado a un número acotado de personas para contar con un tiempo suficiente para narrar sus experiencias“, precisaron.
Este proceso de reflexión continuará en las asambleas plenarias de los próximos años y, más adelante, se buscará realizar “un camino de diálogo entre los obispos en el marco de la cultura del encuentro y la amistad social”.
Ya en noviembre de 2012, durante la 104 Asamblea Plenaria, los obispos emitieron una declaración sobre su decisión de promover “un estudio más completo” de lo ocurrido en la dictadura para “buscar la verdad”.
En ese documento, la CEA hizo un pedido “a quienes tengan datos sobre el paradero de niños robados, o conozcan lugares de sepultura clandestina, que se reconozcan moralmente obligados a acudir a las autoridades pertinentes”.
Asimismo, anunciaron su intención de revisar la actuación de la Iglesia durante la dictadura e insistieron en rechazar cualquier tipo de “connivencia” entre los obispos y el régimen de facto.
Además del obispo Enrique Angelelli -asesinado en 1976 cuando investigaba el crimen de otros dos sacerdotes y un laico a manos de militares-, durante la dictadura fueron asesinados 19 sacerdotes, 11 seminaristas y 4 religiosos, entre ellos las francesas Leonie Duquet y Alice Domon.