Columnista Invitado
El mundo se sacude permanentemente con la violencia de los crímenes que se cometen, especialmente contra las mujeres, víctimas de torturas y sadismo. La discriminación de que han sido objeto, el machismo en buena parte de las sociedades, especialmente del tercer mundo, la violencia en sus más amplias formas, las convierten en víctimas de la sociedad.
El informe mundial sobre el homicidio de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito dice que cinco de cada diez crímenes contra mujeres fueron perpetrados por sus parejas o familiares. Según la Cepal, hay doce víctimas por día, por ser mujeres, en América Latina, en donde están catorce de los veinticinco países con las tasas más altas de femicidio, según Small Arms Survey del 2016, según lo cita Dimitri Barreto el miércoles pasado en EL COMERCIO.
Ecuador no escapa a esa realidad. En Cuenca se han producido, solo en el mes de marzo de este año, siete crímenes, lo que alarma y obliga a las medidas necesarias no solo para encontrar a los asesinos y castigarlos con el mayor rigor, sino a las acciones que solucionen un estado de violencia que no debe continuar.
En la semana pasada se encontró el cadáver de una joven, apuñalada y arrojada a un río, cuyo asesino confeso, que padecería de trastornos mentales, estuvo recluido en un Centro de Rehabilitación por consumo de estupefacientes.
En julio del 2012, dos hermanas, de veintidós y veinticuatro años, que vivían solas porque sus padres migraron, fueron golpeadas, estranguladas y una de ellas agredida sexualmente.
Después de esta atrocidad, el asesino prendió fuego a los cadáveres y huyó. En 2013, el cuerpo de una mujer de cuarenta y un años fue encontrado incinerado a orillas del río Yanuncay.
En marzo de este año, el yerno de una mujer de cuarentisiete años llegó borracho a la casa y golpeó a su mujer. Cuando su suegra le reclamó, le mató con siete puñaladas en la espalda y la cabeza, delante de los niños de la familia.
En Guayaquil, el primero de enero de 2017, la Policía encontró el cadáver de una mujer de veintinueve años, al interior de su casa, apuñalada a la altura del tórax. Las investigaciones de la Fiscalía apuntan a un delito pasional.
En Quito, en abril del 2016, fue hallado el cuerpo de una mujer de veintiocho años con cortes profundos en su cuello. El 13 de abril, la Policía encontró los cuerpos de dos jóvenes, una mujer de diecinueve años y un adolescente de diecisiete, en Checa y El Quinche, dos parroquias rurales de Quito. Se supone que el joven atacó con un cuchillo a su novia, en medio de una discusión, regresó a su vivienda y se quitó la vida.
Mujeres y hombres víctimas de violencia extrema. Consumo de drogas, alcohol y odio juntos. Educación en valores, solidaridad y respeto ausentes. Reacción de la sociedad entera contra el abuso, la discriminación y la agresión, indispensable.