En Costa de Marfil existe gran preocupación por la caída de los precios del cacao. Esta fruta es vital para la economía marfileña, ya que este país es el principal productor mundial. Su sector representa 15% del PIB, más del 50% de los ingresos de exportación y sobre todo, dos tercios de los empleos del país (directos e indirectos) y de los ingresos de la población, según datos del Banco Mundial.
En los primeros días de marzo, el precio del cacao alcanzó sus niveles más bajos en los últimos ocho años: la tonelada se cotizó en USD 1 869, en el mercado de Nueva York. Atrás quedaron esos días en los que la tonelada llegó a cotizarse en más de USD 3 300.
Un reciente reporte de la Organización Internacional del Cacao (ICCO, por sus siglas en inglés) señala que la producción global superará la demanda por 264 000 toneladas métricas en la temporada 2016-2017 (que comenzó en octubre). El ICCO proyecta que la producción en Costa de Marfil, Ghana, Indonesia y Ecuador se incremente.
Consecuentemente, se advierte que bajen los precios de los productos terminados de cacao y chocolate, favoreciendo el consumo.
Ante este escenario mundial, los cacaoteros nacionales ya advierten los efectos y en sus balances comienzan a aparecer números rojos. Después del banano y el camarón, el cacao es el tercer producto tradicional no petrolero que más vende Ecuador en el extranjero. En el 2015 la exportación del rubro cacao y sus derivados alcanzó los 812 millones y un año después la cifra bajó a 750,1 millones, de acuerdo con el Banco Central.
Tanto productores como exportadores están a la expectativa de tener el apoyo estatal para contrarrestar los efectos de la caída de precios. La búsqueda de nuevos mercados, la devolución de impuestos, facilidades para acceder a los insumos que permitan bajar los costos de producción, están en la lista de opciones que pudieran favorecer a este sector del país. Mientras tanto, el sabor amargo del chocolate también lo sienten miles de familias que dependen del producto.