Los ecuatorianos tienen una enorme responsabilidad al ejercer su voto en las próximas elecciones presidenciales y legislativas. Libremente podrán escoger el candidato que deseen pero no deben jamás desperdiciar su sufragio al pretender anular o dejar en blanco las papeletas electorales, ya que eso beneficiaría al que quede primero, cualquiera que sea y que a lo mejor no es de su preferencia. En el país el voto es obligatorio y quienes están empadronados deberán acercarse a las urnas para ejercer su derecho y cumplir su deber cívico y su responsabilidad histórica ante el desafío de la próxima administración de conducir el país los siguientes cuatro años en medio de la crisis.
La Constitución, art. 95, al referirse a la participación en democracia señala que los ciudadanos en forma individual y colectiva participarán de manera protagónica en la toma de decisiones y por tanto no se puede mirar con indiferencia la situación. La participación ciudadana (no solo los del partido gobernante) en todos los asuntos de interés público es un derecho que se ejercerá a través de los mecanismos de la democracia representativa, directa y comunitaria y uno de ellos es el sufragio. La Constitución, art. 83, obliga también a los ciudadanos a denunciar y combatir los actos de corrupción.
Gran parte de los ecuatorianos debe dejar de lado la indecisión, la apatía, la frustración con las organizaciones políticas, que tanto del pasado pero también del presente han cometido iguales o peores errores. Empero, son necesarias en un sistema democrático. No se puede mirar desde los graderíos la profunda crisis que se vive en todos los órdenes –económica, social, de empleo, ética, moral- luego de la mayor bonanza petrolera que hubo los últimos años y que no se supo aprovechar con responsabilidad. No solo que se gastaron todos los recursos, parte en inversión en infraestructura pero también el exagerado gasto público corriente, sino que la administración saliente le deja una enorme deuda, mucho más grande de la que recibiera hace 10 años. La gente vive un drama por el desempleo y subempleo (6 de cada 10 en esas condiciones) y la ONU reconoce que hay un repunte de la pobreza.
Hay que sacudirse de la comodidad de la tribuna y bajar al desfile porque está en juego el futuro del país. Dejar de ser espectadores y pasar a ser activos en la toma de decisiones dentro del ordenamiento jurídico. Si están contentos con la situación actual, el desempleo, el excesivo gasto público, la demagogia y quieren respaldar este modelo, están en su derecho. Si están conscientes de la crisis y urge un cambio de modelo tienen opciones a escoger libremente. Lo que no está bien es que a pretexto del desencanto con la clase política, del pasado pero también del presente, se trate de rechazar en las urnas con un voto nulo o dejar en blanco. Existe una corresponsabilidad de todos.