El Fandi después de triunfar en la plaza de toros de Latacunga en noviembre del 2013. Foto: Archivo/EL COMERCIO
Todos estábamos enamorados de la Feria de Quito y para los que venÃamos de la vieja Europa, tantas cosas nos llamaban la atención. La primera (ya sé que hay aeropuerto nuevo) era aterrizar casi rozando el coso de Iñaquito. La segunda, su gente.
A continuación, la alegrÃa de un dÃa de toros en la capital. Las empanadillas a modo de almuerzo en las puertas de las casas que nos llevaban a la plaza. La alegrÃa de las casetas, los comercios ya en el recinto taurino y los llenos y los ¡Viva Quito!, ¡que chupe Quito! Y la personalidad de una plaza entendida pero muy receptiva a todo lo que sucedÃa en el ruedo. Una afición tremendamente viva y agradecida.
Y los toreros, todos querÃan triunfar y su mayor problema era respirar delante del toro a aquella altitud.
Los hubo de todo. Unos viajaban dÃas antes para aclimatarse, otros, se ponÃan una pastillita bajo la lengua, y a la mayorÃa les bastaba con el calor de esa afición.
Años comprando el sombrero para aguantar el sol en el callejón. Años descubriendo un paÃs y una gente entrañable, desde la capital a Guayaquil y su humedad marinera, el baño en Esmeraldas, tantos años y tantas historias… y una feria que solo lo errático de la polÃtica y sus vicisitudes pueden borrar en plena salud.
Ojalá vuelva. Ojalá retorne la sensatez. Ojalá nadie cercene la libertad. La tuya. La mÃa, la de todos los que sà valemos para votar y para pagar nuestros impuestos; valemos también, faltarÃa más, para decidir cuáles son nuestros gustos aficiones, pasiones y libertades.
Mientras Iñaquito duerme con el narcótico de una decisión polÃtica, Ecuador brota por otras latitudes.
Y Latacunga abre sus combinaciones y sus brazos al pueblo libre con dos tardes de mano a mano y lujo de carteles. Ponce, el maestro, y Roca Rey, que estará de vuelta. ¡Cartelazo! el 25 de noviembre.
Y al dÃa siguiente, vis a vis, El Fandi y Castella. Toros de Huagrahuasi y Triana.
Ojalá nos veamos. Y de aquella Ecuavisa donde debuté al calor de una empresa y unos amigos que ya son como de familia. Lo mismo que ustedes. Lo mismo que tú, lector de esta página, y oyente de esta radio (Radio Quito y Platinum donde se difunde el programa).
Y espero que no esté muy lejos el retorno de Iñaquito. O sea el retorno a la alegrÃa y a la libertad. Y esa fantástica rareza que cada 24 horas empecemos con la primavera, luego el verano, luego el otoño y la lluvia y acabar con el invierno.
Quito crea adicción.